No se puede negar que esa fama es más de lo que se merece, en tanto que grandes cantidades de la versión mala de la substancia obstruyen las arterias ocasionando inconvenientes como las enfermedades cardiovasculares. No obstante, es esencial que quede claro que no ha de estar siempre y en todo momento en el banquillo de los acusados, por el hecho de que su lista de beneficios es enorme. Para comenzar, cada una de nuestras células está envuelta en una capa de colesterol que facilita la entrada y salida de substancias esenciales para el funcionamiento de esas estructuras.
En el cerebro esa acción es todavía más esencial, pues ese envoltorio deja la comunicación entre las neuronas y evita cortocircuitos entre ellas. Otra actividad de ese elemento en la zona cerebral que merece destacarse es que deja que los receptores de serotonina, la hormona del bienestar, funcionen apropiadamente.
Consecuencias
Los niveles muy bajos de colesterol están relacionados con comportamientos depresivos. Asimismo es esencial en la producción de otras hormonas, como el cortisol, que ayuda a supervisar el agobio y el combate inflamaciones, y los sexuales, la testosterona y el estrógeno, por servirnos de un ejemplo. Su acción asimismo es imprescindible para la producción de vitamina liposoluble D, vital para los huesos, el sistema inquieto, el tono muscular, la reproducción, la producción de insulina y el funcionamiento del sistema inmunológico. En el sistema digestible asimismo lo hace bonito. Esto es debido a que participa en la fabricación de la bilis, que ayuda en el proceso digestible, singularmente en el caso de las grasas.
Por estas razones, todo el cuerpo no marcha apropiadamente si el colesterol no está presente en la circulación en cantidades convenientes. Por tanto, el organismo genera el setenta por ciento de la dosis precisa para su funcionamiento. Hay una participación extendida de los órganos en esta misión, mas la mayoría del trabajo corresponde al hígado. Y esa glándula aún controla la concentración de ese elemento.
Si las reservas están bajas, crea receptores para recoger las moléculas que están en la circulación. Por otra parte, cuando está lleno, frena ese proceso y las deja circulando por la sangre. El treinta por ciento sobrante viene de los comestibles. O sea, la idea de que la culpa de sus altos niveles está en el plato está equivocada. Tanto es que los especialistas afirman que si podemos hacer una dieta exageradamente rigurosa y actividades físicas intensas, reduciremos entre un veinte por ciento y un veinticinco por ciento el colesterol malo, lo que puede asistir, mas es realmente difícil sostener ese género de vida.
Recomendaciones
Mientras, esto no quita la relevancia del cuidado con el menú, controlando la ingesta de comestibles de origen animal, la carne y los huevos, por servirnos de un ejemplo, y agregando elementos como la soja, los aceites vegetales y los peligros en fibras solubles, presentes en múltiples frutas (manzana, guayaba y naranja) y leguminosas (frijoles, garbanzos y lentejas) y la práctica de actividades físicas, que asimismo son grandes aliadas para sostener las tasas de colesterol equilibradas.