Por más que se haya establecido a lo largo de bastante tiempo que el nivel de presión arterial admisible en las personas de edad avanzada podría ser mayor que en los adultos de edades inferiores, el día de hoy los especialistas adoptan otro alegato. Los niveles recomendados para la presión arterial de los ancianos han de ser equivalentes a los de un adulto de veinte, treinta, cuarenta o cincuenta años.
Niveles perfectos de presión arterial en ancianos
El propósito inicial de la presión arterial en las personas de edad avanzada en tratamiento contra la hipertensión ha de ser exactamente el mismo que el del resto adultos. O sea, una presión arterial menor de ciento cuarenta y noventa mmHg.
Esta meta inicial puede reducirse todavía más en el caso de los adultos menores de sesenta y cinco años, si aceptan bien la medicación. Por consiguiente, el propósito de presión podría caer a ciento treinta y ochenta mmHg o bien menos, en dependencia del caso. En pacientes de edad avanzada no se aconseja esta reducción auxiliar del objetivo de la presión arterial.
Repercusión del fármaco en el tratamiento de la presión alta en ancianos
Es esencial tener precaución con las personas de edad avanzada que comiencen el tratamiento de la hipertensión o bien cuyo tratamiento se ajuste, puesto que se trata de una población más sensible a los fármacos antihipertensivos. Por tanto, es preciso efectuar un estrecho seguimiento, con un incremento gradual de las dosis, visitas periódicas, para eludir efectos secundarios como la hipotensión medicamentosa (una de las primordiales causas de caída en ancianos).
Sin embargo, esta clase de medicación es esencial para el tratamiento de la hipertensión, aun en el caso concreto de las personas de edad avanzada, siempre y en todo momento con la supervisión médica conveniente. El médico de cabecera tiene la capacidad de individuar el tratamiento para cada persona, ponderar los peligros y beneficios y compartir la resolución de ajustar metas con el paciente, así como con su familia.