Es difícil imaginarse que buena parte del funcionamiento de nuestro organismo lo rige un diminuto órgano que reposa sobre una “silla turca” en la cúspide de nuestro cuerpo. Se trata de la Hipófisis, la “glándula madre” que dirige el funcionamiento de la mayoría de las glándulas que poseemos, la cual se encuentra en comunicación directa con el hipotálamo, que es una parte del cerebro que controla y regula todas las glándulas, y funciones del cuerpo humano.
En este artículo podrás conocer todo lo referente a esta importante glándula, incluyendo las consecuencias de los daños que pueda sufrir, y los cuidados y estímulos que hay que brindarle para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Qué es la Hipófisis
Esta glándula endocrina, llamada también pituitaria, segrega hormonas responsables de controlar la homeostasis del cuerpo. Se ocupa de controlar la función de otras glándulas del sistema endocrino, y su actividad está supeditada por el hipotálamo, una zona del cerebro.
Pende del cerebro, y está localizada en un cerco óseo, al interior del hueso esfenoidal que se reconoce con el nombre de ‘silla turca’.
Es una glándula compleja de suma importancia; tan es así que muchos científicos le llaman “la glándula madre” o “the master glande”, en vista de que regula buena porción de la generación de hormonas de otras glándulas del cuerpo. La glándula pituitaria o hipófisis controla funciones vitales como el desarrollo o la actividad sexual.
Se ocupa de la segregación de hormonas, que junto al hipotálamo regulan los parámetros del cuerpo, conservan controlados los niveles de hormonas en el sistema endocrino; son la pareja de glándulas más constantes del cuerpo.
Características
Esta glándula facilita que las soluciones hormonales del organismo estén bien acopladas entre sí. O sea, que se ocupa de mantener una situación de armonía entre el cuerpo y el entorno de la persona.
De acuerdo con esto, la glándula pituitaria es una de las zonas por las que se comunican de manera expedita las disposiciones de generar determinadas hormonas cuando se perciben algunos estímulos en el ambiente.
Ejemplo de ello podría ser cuando una persona divisa un animal feroz, el estímulo visual captado genera una reacción inmediata en la glándula hipófisis.
Este hecho facilita una respuesta expedita del cuerpo, la cual se genera antes de que la información captada alcance las regiones superiores de la zona cerebral, las cuales son las responsables de examinar y convertir la señal en pensamientos abstractos.
Esta labor llevada a cabo por la glándula pituitaria, se realiza mediante la participación de un zona determinada del cerebro llamada hipotálamo. Esta conformación cerebral analiza la información visual y al revelar datos asociados con el peligro, emite una señal que llega prontamente a la glándula hipófisis.
Así, la respuesta que ejecuta la glándula facilita adecuar el funcionamiento del cuerpo de una manera expedita y eficiente. En ciertos casos, dicha reacción puede ser inoficiosa, por ejemplo si una persona hace una broma a otra y le asusta.
En estas circunstancias la glándula pituitaria opera primero que la corteza cerebral, en la percepción del estímulo captado. Por ello, la reacción de miedo se manifiesta previo a que la persona logre advertir que la situación no es riesgosa, sino que es una sencilla broma de un conocido.
Sin embargo, la glándula hipófisis no se restringe a librar hormonas como respuesta de momentos de emoción determinados, sino que se ocupa además de expedir numerosas hormonas, esenciales para la operatividad y desarrollo apropiado del cuerpo.
Función
Esta importante glándula presenta diversas funciones determinantes para el organismo. Primero que nada influye en los procesos del crecimiento corporal y aumenta el trofismo de los diversos tejidos y órganos, así como las funciones sexuales, etc.
Además, regula y concerta con al resto de glándulas endocrinas (páncreas, suprarrenales, tiroides, paratiroides, testículos, ovarios) a los fines de conseguir el funcionamiento eficaz del cuerpo, aunque las diversas hormonas que segregan las glándulas endocrinas orgánicas, presenten funciones contrapuestas.
En vista de que la hipófisis posee dos lóbulos con funciones diferentes seguidamente se separan para facilitar su estudio.
Funciones del lóbulo anterior o adenohipófisis
Es la porción más significativa al interior de la hipófisis, por la variedad e importancia de las hormonas que fabrica este lóbulo. Fabrica las siguientes hormonas:
- Hormona del crecimiento– somatotropa (somatotropina – STH). Beneficia la evolución de los tejidos del nuestro cuerpo, especialmente el óseo. Es por ello que si hay una hipo o hiper segregación de hormona del crecimiento, se puede padecer de enanismo o gigantismo respectivamente.
- Hormonas gonadotropinas. Benefician el crecimiento de las gónadas o glándulas genitales (testículos y ovarios), a la vez que asisten la dinámica generadora de células seminales (espermatozoides en testículos y óvulos en ovarios). Entre estas existen tres hormonas llamadas: Foliculoestimulante (FSH), Luteizante (LH) y Luteotropa (LTH), de acuerdo a la acción en la que intervengan en el organismo.
- Hormonas metabólicas. Actúan en el metabolismo de hidratos de carbono y grasas. En este caso los concentrados hipofisarios presentan una dinámica inversa a la de la insulina, incrementando la glucosa en sangre, en tanto que la insulina la reduce.
- Hormonas estimulantes de la segregación hormonal de las demás glándulas endocrinas como corteza suprarrenal, médula suprarrenal, tiroides, paratiroides y páncreas.
- La hipófisis igualmente origina la hormona que incita la evolución de la glándula mamaria en la mujer embarazada, con el intención de disponer la labor de la lactancia.
- Hormona prolactina o galactógena. Incita la segregación láctea de la glándula mamaria a lo largo del período de la lactancia. Es distinta a la anterior por cuanto esa impulsa el desarrollo de las glándulas secretorias.
Funciones del lóbulo posterior: Neurohipófisis o posthipófisis
Este lóbulo genera otro grupo de hormonas pero no posee la misma importancia que la anterior Estimula el encogimiento de la musculatura lisa de las paredes de los vasos sanguíneos, y el incremento de la presión sanguínea al interior de los vasos constreñidos.
- Hormona oxitocina.Incita el constreñir de las paredes uterinas y aligera por ello el trabajo del parto, por cuanto la expulsión del feto se genera por el constricción de la cavidad interna del útero, debido a la contracción de las paredes uterinas.
- Hormona antidiuretina.Inhabilita la diuresis, o sea, la segregación de orina por los riñones.
Anatomía
La hipófisis se encuentra localizada arriba de la base del cráneo, en una concavidad reducida del esfenoides, llamada la silla turca; la cual la conforman un fondo y dos vertientes: anterior y posterior. A ambos lados y por la parte superior, la hipófisis hace contacto con la duramadre y la médula espinal.
Así la hipófisis se encuentra separada de todos los tejidos que la circundan, a excepción del hipotálamo, o sea, de la porción del sistema nervioso ubicada arriba de ella, y con el que está en comunicación directa a través de un pedúnculo, conocido como tallo hipofisario.
Lateralmente a la hipófisis se hallan dos senos cavernosos, derecho e izquierdo, los cuales son pequeños pozos de sangre venosa, distanciados de la duramadre, que tienen conformaciones anatómicas vitales: la arteria carótida interior y ciertos nervios craneales.
Estructura
La pituitaria es un órgano diminuto: 0,5 cts. de alto, 1 ctm. de longitud y 1,5 cts. de ancho. Está compuesta por dos porciones totalmente diferente una de otra: lóbulo anterior y lóbulo posterior. Entre los dos existe otro pequeño lóbulo, el medio. El lóbulo posterior es más reducido que el anterior, el cual se prolonga hacia arriba para conformar el infundíbulo, que es la zona de tallo hipofisario que hace comunicación directa con el hipotálamo.
El infundíbulo lo constituyen las prolongaciones de las células nerviosas que conforman ciertos núcleos hipotalámicos. El mismo lóbulo posterior es un tejido nervioso, por ello se le denomina igualmente neurohipófisis.
El lóbulo anterior, de raíces epiteliales, posee una conformación de naturaleza glandular: se le denomina adenohipófisis (hipófisis glandular). El lóbulo anterior se extiende igualmente hacia arriba por su porción infundibular, formando el tallo hipofisario; el cual se enlaza a la parte anterior del tuber cinereum, que es un fragmento sobresaliente de la sustancia gris localizada por el frente de los cuerpos mamilares y atrás de la comisura óptica. Este lóbulo, prácticamente, se relaciona con el resto del cuerpo, sólo a través la circulación sanguínea.
La sangre de las arterias llega a la hipófisis a través de pequeñas arterias que salen de las dos carótidas interiores; son las grandes arterias que transitan interiormente por los senos cavernosos, localizados a ambos lados de la hipófisis. De la parte intracavernosa de las carótidas salen, las arterias hipofisarias inferiores, una a cada lado, las cuales irrigan preferentemente la neurohipófisis.
Al salir de los senos cavernosos, momentos previos antes de finalizar su recorrido, las arterias carótidas interiores remiten a la hipófisis otros vasos arteriales: las arterias hipofisarias superiores, de a tres a cuatro por lado; las cuales irrigan la hipófisis anterior y el tallo hipofisario. En su extremo de arriba existe un enriquecido plexo capilar que se produce en las arterias hipofisarias superiores y en las arterias comunicantes ulteriores.
Esta malla sanguínea se prolonga hacia abajo, en toda la extensión del tallo hipofisario, en un sistema de diminutas venas, nombrado sistema portal hipotálamo hipofisario que, al alcanzar la hipófisis anterior, se divide en un nuevo conjunto de capilares.
El sistema portal, con las dos mallas de capilares, es de importancia vital en la fisiología de la hipófisis, ya que es puente de enlace entre el hipotálamo y esta glándula y, mediante él, los nombrados «releasing factors», generados por los núcleos hipotalámicos, llegan a la hipófisis, incitándola o refrenando su segregación de hormonas.
La hipófisis posterior está compuesta por células fusiformes, los pituicitos, que componen la armazón de sostenimiento del tejido nervioso y de los procesos neuronales; y tiene tres elementos: el lóbulo neural (pars nervosa, infundíbulo) localizado por atrás de la silla turca, el tallo hipofisiario o del infundíbulo que se prolonga en dirección el hipotálamo, y la eminencia media o infundíbulo que es una conformación en figura de cono del hipotálamo.
La hipófisis posterior se compone con axones de células del núcleo supraóptico y paraventricular del hipotálamo, los cuales finalizan en la porción ulterior de la glándula, próximos a la red capilar. Dichos extremos son el nacimiento de las hormonas neuropeptídicas arginina-vasopresina (hormona antidiurética) y oxitocina, las cuales se acopian en vesículas segregativas especiales.
La hipófisis anterior o adenohipófisis se encuentra transitada por una delicada malla de capilares que trae la sangre a partir del hipotálamo. Esta sangre incluye una serie de hormonas incitantes o inhibidoras que regulan la segregación de las células neuroendocrinas de la adenohipófisis. Se identifican tres elementos: el lóbulo distal (pars distalis) que compone la mayor parte de la glándula; el lóbulo intermedio y el lobulo tuberal conformado por una manto de células que se prolongasn por el tallo hipofisiario.
La adenohipófisis tiene 5 tipos de células diferentes, las cuales secretan distintos tipos de hormona:
- células somatotróficas, las cuales generan la hormona del crecimiento
- células lactotróficas, las que segregan prolactina
- células corticotróficas que brotan la hormona adrenocorticotrópica (ACTH), la lipotrofina (LPH), la hormona estimulante de los melanocitos (MSH) y la endorfina)
- células tirotróficas las cuales generan la hormona estimulante incitadora del tiroides (TSH)
- células gonadotróficas que segregan hormonas gonadotrópicas, la hormona estimulante del folículo, la hormona luteinizante
La hormona incitadora de los melanocitos (MSH), igualmente es generada por las células ubicadas en la zona intermedia, en medio de las hipófisis anterior y posterior
Fisiología
La hipófisis (cuyo volumen y peso aproximados son de 5, 10, 6 mm y 500 mg respectivamente, en circunstancias normales, y que puede duplicar su tamaño a lo largo del embarazo) está ubicada en una concavidad ósea de la base del cráneo conocida como silla turca.
Sus formaciones anatómica, embriológica y funcional se dividen en 2 porciones: el lóbulo anterior o adenohipófisis (reconocida igualmente como pars distalis) que comprnde las 2/3 porciones del peso total de la glándula del adulto en condiciones normales, y el lóbulo posterior o neurohipófisis.
Embriológicamente, la neurohipófisis conjuntamente con el hipotálamo proviene del diencéfalo y la adenohipófisis de raíces no neurogénicas; es una evaginación de la orofaringe originaria, de raíces ectodérmica, llamada bolsa de Rathke, evolucionando ésta dorsalmente y topándose en dirección descendente, con una prolongación del diencéfalo, el infundíbulo que conforma el tallo y la hipófisis posterior. La luz de la bolsa es fortuitamente sustituida por células proliferativas, si bien su persistencia genera craneofaringiomas o quistes de la bolsa de Rathke.
La madurez de la hipófisis se logra a las 20 semanas de gestación. La hipófisis se encuentra relacionada estrechamente al hipotálamo por las enriquecidas extremidades neuronales y vasculares que transitan a lo interno del tallo o infundíbulo.
Hay en las adyacencias un considerable número de tejidos importantes: en la zona inmediata superior a la hipófisis se halla el quiasma óptico que se encuentra apartado de la glándula por una reflexión de la duramadre llamado diafragma selar.
De lado a la hipófisis s halla el seno cavernoso que es cruzado por la arteria carótida interior y ciertos nervios craneales: el oculomotor común OCM (III), el troclear (IV), el abducens (VI), las ramas oftálmicas y el maxilar del nervio trigémino. Dichos tejidos son especialmente importantes cuando se presenta la prolongación de los companentes de la silla turca.
En el campo endocrinológico, la adenohipófisis secreta la tirotropina o TSH (hormona estimulante del tiroides), la Corticotropina o ACTH, la hormona de crecimiento o GH, la prolactina (PRL), la Hormona luteinizante (LH), la Folículoestimulante (FSH), la hormona estimulante de los melanocitos (MSH) y las beta endorfinas. Hay asimismo culminaciones dopaminérgicas que finalizan en células glandulares.
La neurohipófisis solamente tiene axones (no células nerviosas) que finalizan en el espacio perivascular y no hay barrera sangre-sistema nervioso. Las porciones nerviosas de los núcleos supraóptico y paraventricular hipotalámicos finalizan en la neurohipófisis después de cruzar el infundíbulo (eminencia media), secretando la Arginina vasopresina o AVP o la Hormona antidiurética ADH, y la oxitocina.
Hay hormonas hipotalámicas rigurosamente identificadas: GnRH (Hormona que libera gonadotropinas), CRH (hormona liberadora de corticotropina), TRH (hormona que libera tirotropina), SS (factor que inhibe la liberación de GH = somatostatina), GHRH (factor que libera GH), Neurotensina (NT) y VIP (péptido intestinal vasoactivo) y GABA y dopamina.
Hormonas que produce la Hipófisis
La hipófisis (glándula maestra) conceptualmente es una glándula endocrina y cerebral de secreción interna, de las más trascendentales que se ubica en la porción central del cráneo en el sistema endocrino, enlazada al hipotálamo mediante el tallo hipofisario. La base cerebral es el sitio donde se halla la hipófisis, es reconocido igualmente como “silla turca”, que a su vez se ubica en el hueso esfenoides, y se agarra gracias a la membrana pituitaria.
Es de reducido tamaño (5 mm de diámetro), sin embargo, en ella se producen las segregaciones hormonales que presentan incidencia en varias porciones y tareas de nuestro organismo, como la función sexual; debido a ello es considerada la glándula vital del sistema endocrino. Una vez libradas, transitan por la sangre, y poseen como tarea dirigir las funciones corporales primordiales, como el crecimiento o la reproducción. La hipófisis es importante puesto que es uno de los sitios donde se genera el control más significativo de cada hormona.
En la hipófisis son secretadas otras hormonas de gran trascendencia para la salud del ser humano, por cuanto un funcionamiento deficiente puede generar perturbaciones y dificultades en el sistema endocrino, así como alteraciones hormonales.
Hormona estimulante de la tiroides (TSH)
La TSH, reconocida también como tirotropina, es otra hormona del sistema endocrino que incita la hormona de la glándula tiroides, de nombre tiroxina; esta fuerza oscila de acuerdo a las disposiciones que tome de la hormona liberadora de tirotripina, o tiroliberina, (TRH) provenientes de la hipófosis. La tirotropina labora sobre la glándula tiroides para que logre generar hormonas tiroideas que controlan el metabolismo.
Cuando una persona se aplica un test del sistema endocrino para calcular la función de la glándula tiroides, uno de los elementos que el médico evalúa es el nivel de tirotripina (TSH); por cuanto el déficit en esta hormona intuye el surgimiento de hipotiroidismo.
Prolactina
Esta es otra hormona generada por la hipófisis en el sistema endocrino, que es apta para incitar el progreso de la glándula mamaria y cumplir con la generación de leche materna. A lo largo del embarazo su segregación se incrementa, además de que la lactancia igualmente motiva su surgimiento. También se controla por el hipotálamo, que es una zona del cerebro, cuya función en las mujeres es permitir la lactancia después del parto.
Por otra parte, la prolactina estimula el desarrollo normal de la menstruación, por ello un aumento desmedido de prolactina puede producir significativas consecuencias para la salud, como perturbaciones menstruales.
Hormona foliculoestimulante (FSH)
Es una del par de gonadotrofinas que segrega la hipófisis, y su misión es incitar los testículos para la generación de espermatozoides, así como motivar los ovarios para librar óvulos en el durante el desarrollo de la ovulación. Si en la mujer su acción se inhibe, no se dará la ovulación.
Por otra parte, la referida hormona secreta grandes cantidades en la etapa de la menopausia, por cuanto en este período ya no existe ovulación, y es requerido equilibrar los niveles de FSH para resguardar la óptima salud del aparato reproductor.
Hormona luteinizante (LH)
Reconocida igualmente bajo el nombre de hormona luteoestimulante; es una de las hormonas gonadotropinas o gonadotrofinas, asociadas a una importante función: incitar testículos y ovarios para que puedan generar sus correspondientes hormonas. Por un lado la testosterona, que es la hormona masculina en el hombre; y por otro los estrógenos, que es la hormona femenina en la mujer.
Cuando estas hormonas se alteran pueden generarse significativos cambios de salud, como modificaciones del estado anímico, surgimiento de quistes ováricos en la mujer, así como desórdenes menstruales.
En cuanto a la gonadotropina coriónica, se puede decir que es una hormona que solamente se secreta a lo largo del embarazo, y cuyos niveles posibilitan saber los meses de gestación de una mujer o edad gestacional. Es alta durante las primeras doce semanas y luego va reduciendo en las semanas siguientes del embarazo.
Hormona melanocitoestimulante (MSH)
Otra de las hormonas segregadas por la hipófisis es la melanocitoestimulante; aunque se le conoce muy poco, posee una función vital por cuanto se ocupa de incitar la dinámica de los melanocitos, que son células de la piel que elaboran la melanina, que produce un matiz en la piel que proporciona defensa ante los rayos solares.
Los rangos de esta hormona curiosamente se incrementa igualmente a lo largo del embarazo, de allí que cantidades de mujeres experimenten el surgimiento de manchas en la piel que se extinguen después del parto, cuando los rangos de MSH bajen.
Hormona antidiurética (ADH)
Es nombrada de esa manera porque incita el riñón para que succione agua y reduzca la cantidad de orina, aunque igualmente regula los impulsos del cerebro relacionados a la sensación de sed. La hormona antidiurética labora conjuntamente con la aldosterona para represar el agua que falta o bien para descartar el agua excedente en el cuerpo.
Esta hormona se encuentra controlada por los datos que llegan de parte de los osmorreceptores(sensores de presión osmótica) y los barorreceptores (sensores de presión arterial), y su ausencia genera una enfermedad llamada diabetes insípida, la que produce orina en abundancia. En algunos casos, esto puede acarrear una expulsión de varios litros de agua diarios, lo que conduce a la deshidratación.
Oxitocina
La oxitocina incita la constricción del útero en el instante del parto e incita la retracción de los conductos de las glándulas mamarias para que logren desocupar su leche. Esta última acción es incitada por el contacto de los latidos del lactante con el pezón de la madre, en una coordinación perfecta.
Ciertoas perturbaciones que inhabilitan la segragación de oxitocina, y por ende, entorpecen la lactancia son: la fatiga, el estrés y la angustia.
Hormona del crecimiento
¿Qué es la hormona del crecimiento humano?
La (Growth Hormone o GH) es una sustancia que controla el metabolismo y el desarrollo del cuerpo. La glándula pituitaria, localizada en la base del cerebro, genera GH. Esta hormona contribuye a que los niños incrementen su estatura (igualmente llamado crecimiento lineal), incrementa la masa muscular y reduce la grasa corporal. Tanto en niños y adultos, la GH contribuye a regular el metabolismo del cuerpo, que es el procedimiento a través del cual las células transforman la comida en energía y generan otras sustancias que el organismo requiere.
Si un niño o adulto tiene exceso o insuficiencia de GH, puede producir trastornos de salud. El déficit de hormona del crecimiento (insuficiente GH) y otras dificultades de salud pueden ser medicados con GH sintética (creada artificialmente). En ocasiones la GH se utiliza de manera ilegal para intenciones no médicas.
Esta hormona, llamada somatotropina o somatotropa (sth), impulsa el crecimiento corporal (huesos y tejidos) pero además toma parte en el procesamiento del metabolismo de la glucosa. Su exceso da paso al surgimiento de una patología conocida como gigantismo o acromelagia.
Es una hormona de suma importancia en el sistema endocrino y una de las que libran con mayor profusión, principalmente a lo largo del sueño, sobre todo en niños.
La hormona del crecimiento es conocida como una de las adenohipofisaria que se genera a lo largo de toda la vida del individuo, y asimismo controla el metabolismo corporal. Cuando hay un déficit o perturbación de esta hormona se puede provocar un retraso en la altura, y dificultades de tipo neurológico.
Es por ello ineludible apelar a un tratamiento con inyección de hormona sintética a lo largo de algunos años. Del mismo modo, se puede decidir su estimulación mediante ejercicios o de un sueño profundo a los fines de solventar el déficit e impulsar su elaboración para promover la buena salud.
Testosterona
Si tu apetito sexual se ha reducido, o deseas aumentar tu masa muscular y evitar que te brote barriga, incrementar los rangos de testosterona es una alternativa a la que cada día apelan más hombres. Acá te ilustramos cómo lograrlo.
La testosterona es la hormona que muchas personas relacionan rápidamente con el sexo masculino, y si bien es verdad que es prácticamente de exclusividad de los hombres y que se produce en los testículos, no se debe olvidar que los ovarios también poseen la capacidad para generarla en cantidades reducidas.
Inclusive antes del nacer la testosterona es una hormona sexual elemental para el desarrollo masculino, no obstante, se hace más notoria al comenzar la pubertad; fase donde el organismo comienza a transformarse en adulto. Por ella se logra que evolucionen los órganos sexuales, aumente la musculatura, y comience a brotar vello por todo el cuerpo.
Con el transcurrir de los años, ya en la fase adulta, la testosterona continúa ejerciendo un rol clave para el hombre, por cuanto tiene múltiples tareas. De esta manera, es un factor importante en la tonificación muscular; contribuye a efectuar movimientos físicos al suministrar un estímulo para hacer ejercicio; lo que genera un mejor aspecto físico, mayor fuerza y más resistencia; reduce los periodos de recobro después de efectuar entrenamientos tanto aeróbicos, como anaeróbicos ; contribuye a generar glóbulos rojos; puede impedir la osteoporosis al incrementar la densidad mineral del hueso; beneficia la memoria; optimiza la piel; produce un mejor desempeño del hígado; mejora la dinámica de la insulina…
Aunque desarrolla todas estas tareas, la función principal de la la testosterona está asociada al campo sexual, por cuanto es la hormona que nutre el apetito sexual, contribuye a que se conformen los espermatozoides de forma adecuada, y combate la disfunción eréctil.
Enfermedades
¿Cómo puede enfermar la hipófisis?
Uno de las importantes perturbaciones es el cese total o la reducción de las funciones hormonales hipofisarias, o sea, que ocurra la reducción de la cantidad de hormonas que se deben generar en condiciones normales. Esta condición se le llama hipopituitarismo y si perjudica a todas las hormonas hipofisarias se designa panhipopituitarismo.
Cualquier causa que dañe la glándula pituitaria puede generar hipopituitarismo, o sea, la reducción de sus funciones. De esta manera, las afecciones vasculares puedan dar llevar a la muerte de las células hipofisarias (infarto hipofisario), infecciones, enfermedades inflamatorias no infecciosas, enfermedades de depósito y tumores de las zonas adyacentes o los localizados en la propia hipófisis.
Igualmente, puede generarse el hipopituitarismo por un impacto cráneo-encefálico o por una praxis médica (origen iatrogénico), como una operación quirúrgica o la aplicación de radioterapia.
En la hipófisis igualmente pueden desarrollarse tumoraciones, por lo general benignas (adenomas hipofisarios), que pueden lograr gran tamaño. Las tumoraciones de la hipófisis pueden ser funcionantes y no funcionantes.
Los tumores funcionantes generan abundancia de algún tipo de hormona hipofisaria y conllevan a síndromes clínicos particulares. Los no funcionantes no engendran hormonas, ocasionando síntomas por presión de formaciones cercanas, y por el exterminio del resto de la glándula, provocando deficiencias hormonales, como el denominado hipopituitarismo.
¿Qué puede hacer si sospecha un trastorno hipofisario?
El hipopituitarismo ocasiona síntomas diversos, de acuerdo al número de hormonas afectadas y al grado de la hipofunción.
Se presiente un problema hipofisario si un paciente presenta paralelamente signos y síntomas de déficit de la hormona tiroidea (cansancio, elevación del colesterol, estreñimiento), de la hormona suprarrenal (mareos, baja tensión, alteraciones en electrolitos sanguíneos) y de las hormonas sexuales (pérdida de la menstruación, infertilidad, disminución del deseo sexual).
Sin embargo, estos síntomas por separado no indican jamás una patología hipofisaria. Los adenomas hipofisarios pueden desarrollarse a lo largo de varios años sin presentar síntoma alguno, sobre todo si son de reducido tamaño, pero igualmente pueden ocasionar dolores de cabeza y perturbaciones del campo visual.
Los tumores fabricantes de abundante segregación hormonal ocasionan cuadros muy característicos. Por ejemplo, el exceso de prolactina produce alteraciones menstruales y segregación de leche por el pezón. El exceso de GH conlleva a la acromegalia. El exceso de ACTH conduce a la enfermedad de Cushing.
Cuando se presiente que hay un exceso o defecto de alguna de las hormonas hipofisarias es necesario ratificar la situación estudiando los niveles hormonales en la sangre.
Las hormonas hipofisarias TSH, gonadotropinas, ACTH, GH y prolactina, son susceptibles de ser determinadas en sus cifras basales. Las hormonas de las glándulas reguladas por la hipófisis, como la hormona tiroidea, el cortisol, o las hormonas sexuales, igualmente deben valorarse para definir si existen niveles estándar o alterados.
Cuando se presume un déficit hormonal, se acude a las pruebas de estímulo, que radican en la inyección de sustancias con la capacidad de incitar la segregación de hormonas hipofisarias.
Para el análisis de tumores hipofisarios son necesarias pruebas de imagen. Las más usadas son la tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia nuclear magnética (RNM). Con dichas pruebas se logran observar los tumores, medir sus dimensiones y valorar su probable incidencia en los órganos adyacentes como son vasos sanguíneos, huesos, vías visuales o el mismo cerebro. Los tumores se catalogan por sus dimensiones en microadenomas (menos de 10 mm de diámetro) y los macroadenomas (mayores de 10 mm).
¿Qué posibilidades de tratamiento existen?
Se cuenta con tratamientos eficientes para gran parte de las enfermedades hipofisarias. En cuanto al hipopituitarismo se efectúa a través de la administración de la hormona u hormonas que faltantes. Este tratamiento sustituto se presenta complejo por cuanto las segregaciones hipofisarias son proteicas y requieren suministrarse con inyecciones. De cualquier forma, si bien las hormonas hipofisarias son proteínas, las hormonas de las glándulas que la hipófisis regula no lo son y pueden ser suministradas por vía oral.
Para atender el déficit de TSH se puede proporcionar la hormona tiroidea por vía oral. Lo mismo sucede con el déficit de ACTH que puede atenderse con hidrocortisona (cortisol) oral.
La deficiencia de gonadotropinas en mujeres se atiende con el suministro de estrógenos por vía oral, o en forma de parches cutáneos. Para los hombres se cuenta con la hormona sexual masculina en forma de inyectables intramusculares o parches aplicables sobre la piel.
Estas hormonas suplen la generación hormonal del ovario o del testículo, pero no son útiles para alcanzar la fertilidad; para ello es requerido proporcionar inyecciones de gonadotropinas. Para el caso de la GH es distinto porque esta hormona únicamente puede suministrarse con inyecciones y no se tiene ninguna sustancia utilizable por vía oral. Por eso el déficit de GH se trata con inyecciones.
Los tumores hipofisarios pueden ser atendidos con medicamentos o a través de cirugía y radioterapia. Los prolactinomas responden muy bien a los agonistas dopaminérgicos que disminuyen la segregación de prolactina y el tamaño de la tumoración. Los tumores no funcionantes y el resto de tumores funcionantes habitualmente se tratan con intervención quirúrgica.
Si esta terapia no surte buenos resultados, puede utilizarse la radioterapia para destruir las células tumorales. La acromegalia y la de enfermedad de Cushing pueden atacarse con ciertos fármacos que provocan la reducción de la segregación hormonal.
¿Qué es el síndrome de la silla turca vacía?
Es una patología donde la hipófisis se contrae o se torna aplanada. La hipófisis reposa sobre un compartimento parecido a una silla de montar sobre el cráneo, conocido como ‘sella turcica’, que en latín se traduce en ‘silla turca’. Cuando la hipófisis se constriñe o se aplana, no se puede visibilizar en una RNM, presentando la apariencia de una silla vacía, a lo que se designa síndrome de la silla turca vacía.
El síndrome inicial de la silla turca vacía se manifiesta cuando un agujero en la membrana que recubre la hipófisis facilita que ingrese líquido, con lo que se hace presión sobre la mencionada glándula.
El síndrome secundario sucede cuando la silla está vacía, debido a que la hipófisis se ha dañado por un tumor, cirugía o radioterapia. La silla vacía se puede manifestar en una afección llamada seudotumor cerebral y se presenta con mayor frecuencia en mujeres con obesidad.
Los síntomas del síndrome primario de la silla turca vacía comprenden: disfunción eréctil (impotencia), menstruación irregular o ausente, apetito sexual reducido (baja libido), y síntomas fortuitos debido a los niveles elevados de prolactina. A menudo no se manifiestan síntomas o pérdida de la función hipofisaria.
Las personas con el síndrome secundario de la silla turca vacía pueden presentar síntomas ocasionados por la pérdida completa o parcial de la función de la hipófisis.
Se pueden realizar exámenes de la operatividad de la hipófisis para verificar que la glándula esté trabajando bien. Ocasionalmente se aplicarán pruebas para valorar la probabilidad de hipertensión endocraneal, como el examen de retina por parte de un oftalmólogo (fondo de ojo para valorar la papila óptica), o la punción lumbar (punción raquídea).
Como se ha señalado, la glándula pituitaria es indispensable para el correcto funcionamiento de todo el cuerpo. Se ocupa de la síntesis y emanación de cuantiosas hormonas que intervienen en procesos vitales. Si en cierto momento la glándula falla, puede presumir cantidades de perjuicios, los cuales oscilan de acuerdo a la hormona que esté afectada.
Acromegalia
Es una enfermedad endocrina originada por abundancia de producción de la hormona del crecimiento (GH). Si bien se trata de una enfermedad compleja, los médicos únicamente la diagnostican transcurridos 10 o 15 años después de la aparición de los síntomas iniciales. Para el diagnóstico exacto de esta enfermedad, el galeno debe considerar la historia clínica del paciente, además de valorar las particularidades morfológicas de la glándula, utilizando técnicas de resonancia magnética.
Gigantismo
Esta patología está ligada de manera estrecha con la acromegalia; no obstante, el gigantismo se presenta solamente en la etapa de la niñez. Su relación se circunscribe al exceso de hormona del crecimiento (GH), en edades precoces; justo antes de producirse la clausura de placas óseas, las cuales establecen el crecimiento. La segregación en abundancia de esta hormona se manifiesta, en la mayoría de los casos, a causa de tumores no cancerígenos en la zona de la glándula pituitaria.
Diabetes insípida
Dormir insuficiente ocasiona diabetes tipo II. Surge motivado al déficit total o parcial de vasopresina u hormona antidiurética, la que se ocupa de controlar la secreción de agua a nivel de los riñones. Esta afección se asocia con la glándula pituitaria, principalmente con la hipófisis posterior, donde se acumula la hormona mencionada previamente. La diabetes insípida es de dos tipos: central y nefrogénica, siendo la primera, la más frecuente en el ser humano.
Síndrome de Sheehan
Cuenta con una característica muy singular, sólo afecta a mujeres, ya que se presenta por una hemorragia luego del parto. Impacta los procesos hormonales de gestación; la lactancia y la actividad progestacional se reducen. El síndrome de Sheehan es considerado un infarto sucedido en la glándula pituitaria, dando paso al hipopituitarismo, una enfermedad que afecta los niveles de la hormona adrenocorticotrópica.
Síntomas de un tumor en la hipófisis
Entre los signos de una tumoración de hipófisis se comprenden dificultades con la visión y algunos cambios físicos. Los signos y síntomas pueden ser originados por el incremento del tumor, por las hormonas que éste produce o por otras patologías. Ciertos tumores no ocasionan signos o síntomas. Consulte con su doctor si presenta cualquiera de los siguientes problemas:
Signos y síntomas de un tumor de hipófisis no funcionante
Ocasionalmente, un tumor de hipófisis puede ejercer presión o afectar porciones de la hipófisis, procurando que ésta no elabore una o más hormonas. Escasa cantidad de alguna hormona impacta la operatividad de la glándula o el órgano que la hormona regula. En ocasiones se manifiestan los siguientes signos y síntomas:
- Dolor de cabeza
- Cierta pérdida de la visión
- Merma del vello corporal
- En mujeres, períodos menstruales menos habituales, cese de estos, o falta de leche en las mamas
- En los hombres, pérdida de vello facial, incremento del tejido de la mama e impotencia
- En las mujeres y hombres, reducción del apetito sexual
- En los niños, retardo en el crecimiento y desarrollo sexual
La mayor parte de los tumores que producen HL y HFE no generan suficientes hormonas agregadas como para producir signos y síntomas. Dichos tumores se estiman tumores no funcionantes.
Signos y síntomas de un tumor de hipófisis funcionante
Sí un tumor funcionante fabrica hormonas adicionales, los signos y síntomas dependen del tipo de hormona que origina.
Abundante prolactina puede producir los problemas siguientes:
- Dolor de cabeza
- Cierta pérdida de la visión
- Períodos menstruales pocos habituales o cese de estos, con flujo muy insuficiente.
- Dificultades o incapacidad para quedar embarazada.
- Impotencia en hombres
- Reducción del apetito sexual.
- Segregación de leche en mamas de una mujer que no se encuentra embarazada ni lactando.
Abundante HACT puede originar los siguientes problemas:
- Dolor de cabeza
- Cierta pérdida de la visión
- Incremento de peso en cara, cuello, tronco del cuerpo, brazos, y piernas adelgazadas.
- Protuberancia de grasa en la nuca
- Piel delgada, en ciertos casos con estrías púrpuras o rosadas, localizadas en el pecho o abdomen.
- Morados que surgen con facilidad.
- Incremento de vello fino en la cara, la porción arriba de la espalda o los brazos.
- Huesos que se fracturan con facilidad.
- Depresión, ansiedad e irritabilidad.
Abundante hormona de crecimiento puede motivar los siguientes problemas:
- Dolor de cabeza
- Alguna pérdida de la visión
- En adultos, acromegalia (crecimiento de huesos del rostro, manos y pies). En niños, todo el cuerpo se incrementa de manera desproporcionada
- Cosquilleo o adormecimiento en manos y dedos.
- Ronquidos o pausas de la respiración a lo largo del sueño.
- Dolor en articulaciones
- Mayor transpiración que la normal
- Dismorfofobia (enfado extremo o preocupación asociados ciertas partes del cuerpo)
Abundante hormona estimulante de la tiroides puede generar los siguientes problemas:
- Latidos irregulares del corazón
- Temblores
- Merma de peso
- Problemas para dormir
- Deposiciones intestinales habituales
- Sudoración
Otros signos y síntomas generales de los tumores de hipófisis son los siguientes
- Nauseas y vómitos
- Confusión
- Mareos
- Convulsiones
- Mucosidad nasal (líquido encéfalorraquídeo que circunda el encéfalo y la médula espinal, drena por la nariz)
Tratamiento de los tumores de hipófisis
Puntos importantes
- Un tumor de hipófisis es un incremento anormal de células en los tejidos de la hipófisis
- Las hormonas de la hipófisis regulan muchas otras glándulas del organismo.
- Presentar algunastipologías genéticas incrementa el riesgo de manifestar un tumor de hipófisis.
- Entre los signos de un tumor de hipófisis se señalan problemas con la visión y algunos cambios físicos.
- Para revelar un tumor de hipófisis, se emplean estudios con imágenes y pruebas que examinan la sangre y la orina
- Ciertos factores afectan el pronóstico (probabilidad de recuperación) y las alternativas de tratamiento
Un tumor de hipófisis es un incremento de células irregulares en los tejidos de la hipófisis
Los tumores de hipófisis se forman en esta glándula, la cual es un órgano con las dimensiones de una arveja localizado al centro del encéfalo, exactamente arriba de la zona trasera de la nariz. Ocasionalmente, se le llama a la hipófisis “glándula endocrina principal” porque fabrica hormonas que impactan el funcionamiento de muchas partes del organismo. Igualmente regula las hormonas que originan gran cantidad de otras glándulas del cuerpo.
Los tumores de hipófisis se clasifican en tres grupos:
- Adenomas hipofisarios benignos: tumores no cancerosos. Crecen lentamente y no se propagan de la hipófisis a otras zonas del organismo.
- Adenomas hipofisarios invasivos: tumores benignos que se pueden esparcir hasta los huesos craneales o la cavidad de los senos paranasales, bajo de la hipófisis.
- Carcinomas hipofisarios: tumores malignos (cáncer). Se esparcen hasta otras zonas del sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) o fuera de éste. Escasos tumores de hipófisis son malignos.
Los tumores de hipófisis se subdividen en no funcionantes y funcionantes
- Los no funcionantes no generan cantidades agregadas de hormonas
- Los funcionantes forman una cantidad superior a la normal de una o más hormonas. La mayoría de tumores de hipófisis son funcionantes. La cantidad agregada de hormonas que originan tumores de hipófisis en ocasiones causan algunos signos o síntomas de enfermedad
Para revelar (encontrar) y diagnosticar un tumor de hipófisis, se emplean estudios con imágenes y pruebas que estudian sangre y la orina.
Se emplean las siguientes pruebas y procedimientos:
- Examen físico y antecedentes: exploración del cuerpo para examinar el estado general de salud y determinar cualquier signo de enfermedad, como masas u otra cosa que se crea anormal. También se registran datos sobre hábitos de salud, antecedentes de enfermedades y tratamientos anteriores.
- Examen de la vista: para revisar la visión y el estado general de los ojos.
- Examen del campo visual: para revisar el campo visual de un individuo (área total donde se pueden divisar objetos). A ytravés de esta prueba se calcula la visión central (cuánto puede ver una persona cuando mira al frente), y la visión periférica (cuánto ve una persona en otras direcciones cuando sostiene la mirada fija hacia adelante). Se calcula la visión de un ojo por vez. El ojo que no se estudia permanece cubierto.
- Examen neurológico: preguntas y ensayos para estudiar el encéfalo, la médula espinal y la operatividad de los nervios. Con este examen se comprueba el estado mental de la persona, la coordinación y capacidad para caminar normalmente, y el funcionamiento apropiado de los músculos, los sentidos y reflejos. Es también llamado neuroexamen.
- Imágenes por Resonancia Magnética (IRM) con gadolineo: proceso en el cual se utilizan un imán, ondas de radio y una computadora, s los fines de formar una secuencia de imágenes detalladas de zonas del interior del encéfalo y la médula espinal.
- Se inyecta a la vena una sustancia llamada gadolinio, el cual se acopia en torno a las células cancerosas, y las torna más brillantes en la imagen. Este proceso igualmente se denomina imágenes por resonancia magnética nuclear (IRMN).
- Estudios bioquímicos de la sangre: pruebas donde se estudia una toma de sangre para calcular las cantidades de algunas sustancias como la glucosa (azúcar), que órganos y tejidos del organismo libran en la sangre. Una cantidad anormal de una sustancia habitualmente puede ser un signo de enfermedad.
- Pruebas de sangre: a través de éstas se miden concentraciones de testosterona o estrógeno en la sangre. Una cantidad superior o más baja de la normal en estas hormonas, puede ser un signo de una tumoración de hipófisis.
- Análisis de orina de 24 horas: prueba donde se recolecta orina a lo largo de 24 horas, a los fines de calcular las cantidades de algunas sustancias. Una cantidad anormal de una sustancia es posible que sea un signo de alguna patología en el órgano o en el tejido que la fabrica. Una medida mayor que la normal de la hormona cortisol posiblemente sea un signo de un tumor de hipófisis y de síndrome de Cushing.
- Prueba de inhibición con dosis alta de dexametasona: se suministran una o más dosis elevadas de dexametasona. Se estudia la concentración de cortisol en una toma de sangre, o de la orina que se recoge a lo largo de tres días. Se lleva a cabo para estudiar si las glándulas suprarrenales están generando abundante cortisol o si la hipófisis le está dando instrucciones a las glándulas suprarrenales para que produzcan abundante cortisol.
- Prueba de inhibición con dosis baja de dexametasona: se suministran una o más dosis reducidas de dexametasona. Se explora la concentración de cortisol de una toma de sangre o de orina que se recolecta durante tres días. La prueba se efectúa para establecer si la glándula suprarrenal está generando abundante cortisol.
- Muestreo venoso para tumores de hipófisis: proceso para sacar una toma de sangre de las venas que parten de la hipófisis. La muestra se estudia para calcular la medida de HACT que la glándula libra en la sangre. El muestreo venoso ocasionalmente se efectúa si los exámenes de sangre revelan que hay un tumor que fabrica HACT, no obstante, el aspecto de la hipófisis es normal en las pruebas con imágenes.
- Biopsia: extirpación de células o tejidos para que un patólogo las estudie al microscopio y establezca si existen signos de cáncer.
En algunos casos se efectúan las pruebas siguientes en la toma del tejido extraído:
- Prueba inmunohistoquímica: identifica ciertos antígenos en una muestra de tejido a través del uso de anticuerpos. Generalmente, el anticuerpo se combina con una sustancia radiactiva, o a un tinte para que las células se relumbren al microscopio. Se utiliza para definir la diferencia entre diferentes tipos de cáncer.
- Microscopía óptica y electrónica: prueba de laboratorio donde se observan células de una toma de tejido con microscopios comunes y de alta potencia para revelar algunos cambios en las células.
Algunos factores afectan el pronóstico (probabilidad de recuperación) y opciones de tratamiento
El pronóstico (probabilidad de recuperación) está sujeto al tipo de tumor, y si el tumor se propagó por otras zonas del sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) u otras zonas del afuera de éste.
Las opciones de terapia están sujetas a los siguientes aspectos:
- El tipo y tamaño del tumor.
- Si el tumor fabrica hormonas.
- Si el tumor está ocasionando dificultades de visión u otros signos y síntomas.
- Si el tumor se dispersó en el encéfalo en torno a la hipófisis o hasta otras zonas del cuerpo.
- Si el tumor recién se diagnóstico o recidivo (volvió).
Estadios de los tumores de hipófisis
Puntos importantes
- Luego que se ha determinado un tumor de hipófisis, se efectúan pruebas para definir si se ha disgregado hasta el sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) u otras zonas del cuerpo.
- Los tumores de hipófisis se describen de diferentes maneras.
Luego que se ha diagnosticado un tumor de hipófisis, se efectúan pruebas para establecer si se ha diseminado hastael sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) u otras partes del cuerpo.
El grado o la diseminación del cáncer se describen, por lo general, en términos de estudios. No hay un sistema de estadificación (grado de propagación del cáncer) estándar para tumores de hipófisis. Una vez que se halla un tumor de hipófisis, se efectúan pruebas para establecer si el tumor se esparció por el encéfalo o hasta otras partes del cuerpo. En ciertos casos se utiliza la siguiente prueba:
- Imágenes por Resonancia Magnética (IRM): proceso donde se utiliza un imán, ondas de radio y una con el fin de crear una secuencia de imágenes detalladas de zonas al interior del cuerpo. Este procedimiento también se denomina imágenes por resonancia magnética nuclear (IRMN).
Los tumores de hipófisis se describen de diferentes maneras
Ampliar
Los tumores de hipófisis se detallan por su tamaño y grado, si producen hormonas agregadas, y si el tumor se dispersó a otras partes del organismo.
Se utilizan los siguientes tamaños:
- Microadenoma: el tumor es menor a 1 cm.
- Macroadenoma: el tumor mide 1 cm o más.
La mayor parte de los adenomas son microadenomas.
El grado de un tumor de hipófisis se fundamenta en cuánto ha aumentado dentro de la zona de encéfalo que lo rodea, como la silla turca (hueso de base del cráneo donde se aloja la hipófisis).
Tumores de hipófisis recidivantes
Es un cáncer que recidivó (volvió) luego de haber sido atacado. En ocasiones resurge en la hipófisis o en otras zonas del cuerpo.
Aspectos generales de las opciones de tratamiento
Puntos importantes
- Existen diversos tipos de terapia para pacientes con tumores de hipófisis.
- Se usan cuatro tipos de tratamiento estándar:
- Cirugía
- Radioterapia
- Terapia farmacológica
- Quimioterapia
- Se están demostrando nuevos tipos de tratamiento en pruebas clínicas.
- En ciertos casos el tratamiento para tumores de hipófisis origina efectos secundarios.
- Los pacientes podrían considerar participar en un ensayo clínico.
- Los pacientes pueden incorporarse a los ensayos clínicos antes, durante o luego de iniciar su tratamiento para el cáncer.
- En ciertos casos se requieren pruebas de seguimiento.
Hay diferentes tipos de tratamiento para los pacientes con tumores de hipófisis
Existen diversos tipos de terapia a disposición para los pacientes con tumores de la hipófisis. Algunas terapias son estándar (se utiliza en la actualidad) y otros se hallan en valoración en ensayos clínicos. Un ensayo clínico de terapia radica en un análisis de investigación con el cual se pretende mejorar las terapias actuales u lograr información sobre nuevos tratamientos para pacientes con cáncer.
Cuando los ensayos clínicos revelan que una terapia nueva es mejor que el tratamiento estándar, la terapia nueva nuevo se torna en el tratamiento estándar. Los pacientes deben pensar en tomar parte en un ensayo clínico. Ciertos ensayos clínicos se encuentran abiertos solamente para pacientes que no han iniciado un tratamiento.
Se utilizan cuatro tipos de tratamiento estándar:
Cirugía
Numerosos tumores de hipófisis se exterminan a través de cirugía al utilizar una de las siguientes intervenciones:
- Cirugía transesfenoidal: se implantan instrumentos en una porción del encéfalo mediante una incisión en el labio superior o en la base de la nariz en medio de los orificios, y después mediante el hueso esfenoides (un hueso en forma de mariposa en la base del cráneo) para alcanzar la hipófisis, la cual reposa exactamente por encima del hueso esfenoides.
- Cirugía transesfenoidal endoscópica: se introduce un endoscopio mediante una incisión (corte) en la parte trasera de la zona interna de la nariz, y después mediante el hueso esfenoides para llegar hasta la hipófisis. El endoscopio es un instrumento fino con figura de tubo, con una luz y un lente para observar, y un utensilio para sacar porción tul porción del tumor
- Craneotomía: cirugía para extirpar el tumor mediante una abertura efectuada en el cráneo.
Al médico extirpar todo el cáncer visible al momento de la cirugía, es probable que ciertos pacientes se les aplique quimioterapia o radioterapia posterior a la cirugía, para destruir cualquier célula cancerosa residual. La terapia suministrada posteriormente a la cirugía para reducir el riesgo de que el cáncer retorne, se denomina terapia adyuvante.
Radioterapia
Es un tratamiento para el cáncer que se utiliza rayos X de alta energía u otro tipo de radiación, para destruir las células cancerosas o evitar que crezcan. Hay dos tipos de radioterapia:
- Radioterapia externa: se emplea una máquina fuera del cuerpo para emitir radiación hacia el tumor canceroso. Ciertas formas de suministrar radioterapia pueden impedir que la radiación produzca daño al tejido sano inmediato. Este tipo de radioterapia puede incluir:
- Radiocirugía estereotáctica: se instala un marco rígido en el cráneo para conservar la cabeza inmóvil a lo largo del tratamiento con radiación. Una máquina administra una sola dosis considerable de radiación, de manera directa hasta el tumor. Este proceso no requiere cirugía. Se le llama también radiocirugía estereotáxica, radiocirugía y cirugía de radiación.
- Radioterapia interna: se utiliza una sustancia radiactiva sellada en agujas, semillas , alambres o catéteres que se ponen directamente al interior del cáncer o próxima a él.
La forma en que se suministra la radioterapia está sujeta al tipo de cáncer que se esté tratando. La radioterapia externa se utiliza para afrontar los tumores de hipófisis.
Terapia farmacológica
Ocasionalmente, se suministran fármacos para evitar que un tumor de hipófisis funcionante fabrique abundantes hormonas.
Quimioterapia
La quimioterapia se puede utilizar como tratamiento paliativo de los carcinomas de hipófisis, para calmar los síntomas y optimizar la calidad de vida del paciente. La quimioterapia usa fármacos que impiden la conformación de células cancerosas, ya sea a través de su destrucción o al evitar su multiplicación.
Sí la quimioterapia se toma de forma oral o se inyecta en una vena o músculo, los fármacos llegan al torrente sanguíneo y pueden alcanzar las células cancerosas de todo el cuerpo (quimioterapia sistémica).
Cuando la quimioterapia se pone de manera directa en el líquido cefaloraquídeo , un órgano o una concavidad corporal como el abdomen, las medicinas impactan sobre todo las células cancerosas de esas zonas (quimioterapia regional). La forma en que se suministra la quimioterapia está sujeta al tipo de cáncer que se esté abordando.
Opciones de tratamiento para los tumores de hipófisis
Tumores de hipófisis no funcionantes
La terapia contiene los siguientes procedimientos:
- Cirugía (cirugía transesfenoidal, de ser posible) para suprimir el tumor , seguida de una espera cautelosa (control estrecho de la situación del paciente, sin ofrecerle tratamiento, hasta que los signos o síntomas surjan o cambien). Se suministra radioterapia si el tumor retorna.
- Radioterapia sola.
Generalmente, la terapia para los tumores que fabrican hormona luteinizante y foliculoestimulante es la cirugía transesfenoidal para eliminar el tumor.
Tumores de hipófisis que producen prolactina
El tratamiento comprende los siguientes procesos:
- Terapia farmacológica para que el tumor cese de generar prolactina y evitar el incremento del tumor.
- Cirugía para extirpar el tumor (cirugía transesfenoidal o craneotomía) cuando no responde a terapia farmacológica, o el paciente no puede ingerir el medicamento.
- Radioterapia.
- Cirugía seguida de radioterapia.
Tumores de hipófisis que generan hormona adrenocorticotrópica
El tratamiento comprende los siguientes procedimientos:
- Cirugía (generalmente transesfenoidal) para eliminar el tumor, con radioterapia o sin esta.
- Radioterapia sola.
- Terapia farmacológica para que el tumor cese de producir HACT.
- Intervención en ensayo clínico de radiocirugía estereotáctica.
Tumores de hipófisis que generan hormona del crecimiento
El tratamiento contempla los siguientes procedimientos:
- Cirugía (cirugía transesfenoidal o transesfenoidal endoscópica) para exterminar el tumor con radioterapia o sin ella.
- Terapia farmacológica para que el tumor ceje de originar hormona de crecimiento.
Tumores de hipófisis que producen hormona estimulante de la tiroides
El tratamiento incluye los siguientes procedimientos:
- Cirugía (por lo general, cirugía transesfenoidal) para extirpar el tumor, con radioterapia o sin ella.
- Terapia farmacológica para que el tumor cese de originar hormonas.
Carcinomas de hipófisis
El tratamiento de los carcinomas de hipófisis es atenuante para calmar los síntomas y restablecer la calidad de vida. El tratamiento contiene lo siguiente:
- Cirugía (cirugía transesfenoidal o craneotomía) para extirpar el cáncer, con radioterapia o sin ella
- Terapia farmacológica que el tumor no produzca más hormonas
- Quimioterapia
Tumores de hipófisis recidivantes
El tratamiento envuelve los siguientes procesos:
- Radioterapia
- Intervención de ensayo clínico de radiocirugía estereotáctica
Complicaciones
En ocasiones el tratamiento para los tumores de hipófisis genera efectos secundarios.
Efectos secundarios
Las terapias del cáncer pueden producir efectos secundarios, o sea, dificultades que suceden cuando se afectan tejidos u órganos en buen estado. Previo a empezar un tratamiento de este tipo se debe, consultar al equipo de atención de salud cuáles serían los posibles efectos secundarios que se podrían presentar. Sepa qué normas puede asumir, así como la atención de apoyo de que dispondrá para sentirse mejor.
El siguiente listado comprende datos sobre las formas de prever o regular los efectos secundarios asociados con el cáncer:
- Anemia
- Caída del Pelo (alopecia)
- Cambios en la piel y uñas
- Fecundidad en hombres
- Fecundidad en mujeres
- Delirio
- Diarrea
- Dolor
- Edema
- Estreñimiento
- Pérdida del apetito
- Agotamiento
- Infección y neutropenia
- Lifedema
- Náuseas y vómitos
- Problemas de los nervios (neuropatía periférica)
- Dificultades de la memoria o concentración
- Complicaciones en boca y garganta
- Inconvenientes para dormir
- Dificultades de salud sexual en hombres
- Problemas de salud sexual mujeres
- Complicaciones urinarias y de vejiga
- Sangrado y moretones (trombocitopenia)
Se deben reportar los efectos secundarios que se manifiesten y los cambios que evidencie para obtener la asistencia y el tratamiento que requiere de su equipo de atención de salud para regularlos. Se debe considerar que los efectos secundarios cambian de una persona a otra, incluso entre personas que se les aplica igual terapia.
Riesgos y complicaciones de la cirugía de un tumor de hipófisis
Dentro de los riesgos o complicaciones características de una cirugía de tumor de hipófisis tenemos:
Cefalea y dolor rinosinusal
Es recurrente que luego de una cirugía transnasal el paciente manifieste algún grado de dolor de cabeza y pequeña molestia en la nariz.
Por lo general tienen una duración de 7 a 14 días; ambos responden positivamente a analgésicos comunes.
Obstrucción nasal
Es completamente normal que después de la cirugía se almacenen mucosidades y coágulos en la concavidad nasal. Esto causa congestión nasal y expulsión de una excreción serohemática por unos días. El neurocirujano le indicará algunas gotas nasales para aligerar su restauración y así impedir que se creen costras nasales de manera excesiva.
Pérdida de la olfacción
Es usual que el paciente sienta que olfatea menos o nada después de la cirugía. Esto se debe a una obstrucción temporal, la cual habitualmente dura cerca de 14 días, formada por secreciones y coágulos postoperatorios.
Sinusitis postoperatoria
Hinchazón e infección aguda de los senos paranasales, la cual tiene por causa más frecuente una infección bacteriana secundaria a cierto tipo de obstrucción del desagüe normal de los senos, debido a la cirugía. El paciente presenta obstrucción nasal y excreción espesa o purulenta por la nariz, merma del olfato, dolor facial o cefalea retrocular, tos que agudiza por la noche y fiebre.
Puede ser requerida una tomografía del macizo maxilofacial para confirmar el diagnóstico e instaurar el tratamiento antibiótico.
Lesión alar
El empleo del endoscopio o del especulo nasal a lo largo de la cirugía puede producir cierto traumatismo menor en las narinas (orificios nasales) y necesitar algún tratamiento tópico después de la cirugía.
Sinequias
Particulas cicatrizales de la mucosa nasal posterior a la cirugía transnasal. Con frecuencia se conforman entre el tabique que divide las fosas nasales y el cornete medio o inferior. Comúnmente son menores y no ocasionan síntomas, pero si producen cierto tipo de déficit ventilatorio nasal; puede ser requerido una operación quirúrgica para subsanarlas.
Perforación septal
Pueden haber perforaciones del tabique, normalmente posteriores a una cirugía transnasal transesfenoidal. Puede ser completamente asintomática o producir cierto malestar en el paciente. Los síntomas pueden ser costras constantes, problemas para respirar apropiadamente y/o sangrados periódicos. Si esta sintomatología es muy molesta puede necesitar una operación quirúrgica reparadora aplicada por un otorrinolaringólogo.
Hemorragias
Los sangrados postoperatorios se pueden dividir en:
- Nasales: hemorragias pequeñas en la mucosa de la cavidad nasal son corrientes en el postoperatorio. Sin embargo, si la raíz del sangrado es una arteria importante (por ej. la arteria esfenopalatina) puede generarse una epistaxis severa y ser requerido un taponaje y una reintervención de emergencia
- Selares: las hemorragias producidas en la silla turca son un punto de partida de los senos cavernosos y se recuperan con la postura sentada al reducir la presión venosa.
- Supraselares: son hemorragias producidas en venas y/o arterias del espacio subaracnoideo cerebral. Son las menos comunes y se originan a lo largo de la extracción de grandes tumores de la hipófisis. Pueden producir un hematoma intracerebral (habitualmente supraselar con extensión al tercer ventrículo) e hidrocefalia obstructiva. Es un cuadro clínico muy serio, y el paciente necesita de un manejo neuroquirúrgico con urgencia.
Hipopituitarismo
Es una reducción de la excreción de una o varias de las hormonas de la hipófisis. Es relativamente usual después de una cirugía de tumor de hipófisis. Puede ser temporal o definitivo y, de acuerdo al eje hormonal que se halle afectado se ajustará el tratameinto de reemplazo hormonal.
Fístula de líquido cefalorraquídeo
A lo largo de una cirugía de tumor de hipófisis por vía transnasal transesfenoidal puede generarse una rotura de la aracnoides de la cisterna supraselar, por donde transita normalmente líquido cefalorraquídeo (LCR), y originarse una filtración del mismo hacia el campo operatorio.
El neurocirujano puede, mediante distintas técnicas, subsanar este defecto en el mismo evento quirúrgico. Sin embargo, es probable que el LCR pueda filtrarse después de la cirugía y el paciente presentar ésta perdida, designada fistula de LCR, por la nariz o bien hacia la faringe. Este cuadro clínico debe solucionarse de inmediato y para ello hay algunas alternativas:
- Medicación y reposo: se prescribe en fistulas de muy bajo compromiso. Se emplea un fármaco llamado acetazolamida que inhabilita la fabricación de LCR. Se usa por un período de 5 a 10 días.
- Colocación de un desagüe lumbar: mediante un catéter a nivel espinal lumbar que extirpa LCR de manera regulada y se reduce la fistula por la nariz. Se usa por un período de 3 a 7 días, a lo largo del cual el paciente debe guardar reposo. Puede instalarse a lo largo del postoperatorio en fistulas de bajo flujo, o bien, si el neurocirujano lo considera pertinente, su colocación puede ser en el mismo evento quirúrgico de extracción del tumor de hipófisis.
- Reoperación: cuando las alternativas anteriores no han resuelto la fistula puede ser requerida una reintervención experimental en busca del sitio del filtrado y un nuevo sellado.
Meningitis postoperatoria
En caso donde haya rotura de la aracnoides de la cisterna supraselar y cierto nivel de salida de LCR en la cirugía o luego de esta, puede contagiarse el espacio subaracnoideo (donde regularmente transita el LCR) con cierto microorganismo (comúnmente alguna bacteria), y el paciente desarrollar una meningitis postoperatoria.
Este cuadro clínico se manifiesta gweneralmente por fiebre, cefalea, rigidez de nuca y signos de irritación meníngea, náuseas y vómitos. En los casos más serios puede haber una merma de la consciencia y un compromiso del estado general.
Es un cuadro clínico delicado y necesita de una punción lumbar para estudiar el LCR, avalar el diagnostico e establecer inmediatamente la terapia de antibiótico endovenoso. Este cuadro clínico es asumido como una emergencia neuroquirúrgica. Con la terapia idónea gran parte de los pacientes pueden invertir los síntomas de la infección y recuperarse en su totalidad. De manera excepcional, en casos más graves pueden quedar secuelas neurológicas o inclusive el paciente puede expirar.
Trastornos visuales
Es muy frecuente que después de una cirugía de tumor de hipófisis el paciente mejore su deficiencia visual. Sin embargo, cuando el daño primario causado por el tumor es invariable, el paciente no mejorará su visión, pero tampoco desmejorará, principalmente si el tumor pudo ser resecado en su totalidad. Hay un porcentaje reducido de pacientes, por lo general con grandes tumores de hipófisis, y con un compromiso visual preoperatorio muy grave, que pueden desmejorar su visión pese a resecarse la lesión totalmente.
Trastornos de la motilidad ocular
Si bien no es habitual, puede manifestarse cierto tipo de deficiencia en la motilidad ocular, esencialmente en tumores que irrumpen en el seno cavernoso, después de la cirugía. El paciente puede manifestar cierto nivel de visión doble (diplopía). Por lo general, este tipo de perturbación tiende a restablecerse de manera espontánea con el tiempo, en el transcurso de unas semanas.
Lesión Neurológica
Una lesión cerebral no es frecuente en la cirugía de un adenoma de hipófisis. Sin embargo, hay voluminosos tumores que se propagan intracranealmente, y su extracción conduce a un riesgo de déficit neurológico característico de la complicación de dicho tumor.
Lesión Vascular Cerebral
Una lesión vascular cerebral no es habitual, pero si sucediese, sus consecuencias neurológicas son muy peligrosas. Las arterias carótidas se localizan en ambos lados de la glándula hipófisis, a ras de los senos cavernosos, y su vinculación con los tumores hipofisarios es muy estrecha.
Tratamientos naturales
La glándula pituitaria cumple un rol de mucha importancia en la regulación de la sexualidad y fertilidad. Sintetiza y libra un amplio abanico de hormonas que mandan señales del cerebro a todo el organismo. Las enfermedades y la edad pueden alterar esta comunicación.
Los remedios a base de hierbas pueden incitar la glándula pituitaria y hacer revertit la declinación hormonal. Pese a ello pueden generar efectos secundarios. Hable con su médico previo ingerir medicamentosos herbales.
Astrágalo
El astrágallo, Astragalus membranaceus, es una hierba significativa en la medicina convencional china. Los sanadores de la antigüedad emplearon esta planta para abordar muchas, según la publicación “Alternative Medicine” de febrero de 2003. Los dispositivos de acción comprometidos con estos efectos continúan siendo desconocidos, pero el astrágalo presenta un elevado número de flavonoides.
Una exploración presentada en el número de enero del año 2003 de “Archives of Pharmacal Research” recalcó el impacto de esas sustancias sobre la generación de la hormona del crecimiento. Los investigadores impusieron células aisladas de la pituitaria –tomadas de ratas sanas–, a formoteína o una solución salina. El astrágalo aumentó el incremento de la hormona comparado con los reguladores. Los extractos no generaron toxicidad.
Artemisa
La artemisa, artemisia monosperma, posee muchas sustancias de efectos medicinales, de acuerdo a un artículo publicado en “Photochemistry”, de fecha enero de 2005.
Los médicos del cercano oriente usaban hojas de artemisa para provocar el aborto. Este informe folclórico insinúa que dicho remedio herbal influye sobre el sistema endocrino. Otro estudio en la edición de marzo de 2010 del “Journal of Ethnopharmacology”, comprobó esta hipótesis en animales de laboratorio.
Las ratas preñadas percibieron infusiones nocturnas de la hierba o de un placebo durante tres días. Los extractos de artemisa aumentaron los niveles en tránsito de oxitocina. La artemisa igualmente retrasó el parto, pero ni la madre ni el feto presentaron efectos perjudiciales generados por la hierba.
Lodhra
La lodhra, Symplocos racemosa, se desarrolla en la India, donde se utiliza para abordar heridas y desórdenes menstruales, de acuerdo a la edición de marzo de 2003, del “International Journal of Lower Extremity Wounds”. Las características cicatrizantes de esta planta comprenden a hormonas libradas por la glándula pituitaria.
Un documento del “Journal of Ethnopharmacology”, de fecha septiembre de 2004 valoró la influencia de lodrha sobre las hormonas de la pituitaria de ratas jóvenes. Los roedores percibieron extractos o una terapia inerte a lo largo de una prueba aislada. En los inoculados con el placebo se aumentaron los rangos de la hormona luteinizante y folículo estimulante. Las ratas con lodhra no manifestaron efectos secundarios asociados con la terapia.
Cardo mariano
Las culturas tradicionales utilizaban el cardo mariano, Silybum marianum, como remedio y para alimentarse. En el “Journal of Pharmacy and Pharmaceutical Sciences” de 2010, se asegura que dicha planta aumenta la generación de leche materna.
La hormona de la pituitaria nombrada prolactina, posiblemente se involucra en esos resultados, así como lo hace en la lactancia.
En un análisis publicado en el número de septiembre de 2009 de “Phytomedicine”, se comprobó el efecto de los extractos de cardo mariano sobre la prolactina en ratas hembras. Los roedores percibieron dosis diarias de cardo mariano, o una terapia inerte a lo largo dos semanas.
La hierba, comparada con el placebo, aumentó los rangos de la hormona sin ocasionar efecto secundario alguno. Los efectos estuvieron supeditado a la dosis: con mayores niveles de cardo mariano dosis, se produjo una cantidad mayor de prolactina.