Tiroides de Hashimoto también conocida como tiroiditis linfocitaria crónica consiste en una alteración que se produce como respuesta del sistema inmunitario contra la glándula tiroides y se pone de manifiesto con una inflamación crónica.
La Tiroides de Hashimoto es la que produce tiroiditis e hipotiroidismo, muy específicamente en países desarrollados, en los que se ven más afectadas las mujeres que los hombres.
Causas de la Tiroides de Hashimoto

La Tiroides de Hashimoto es un trastorno común y específico de la glándula tiroides. Se presenta en personas de diferentes edades, pero se observa con mayor frecuencia en el sexo femenino de mediana edad.
Es ocasionada por una reacción del sistema inmunitario contra la glándula tiroides.
La Tiroides de Hashimoto es un padecimiento que no presenta síntomas, por lo que para ser descubierta, pasa mucho tiempo. Como se menciona anteriormente, esta enfermedad es más frecuente en mujeres, pero también en personas, en cuyas familias haya habido algún caso de enfermedades de la tiroides.
Aunque no es muy frecuente, la enfermedad puede estar relacionada con otros trastornos endocrinos producidos por el sistema inmunitario. Este padecimiento puede presentarse con insuficiencia suprarrenal y diabetes tipo 1. En estos casos, la enfermedad recibe la denominación se síndrome autoinmunitario poliglandular tipo 2.
A veces, la enfermedad de Hashimoto también está relacionada con una afección llamada síndrome autoinmunitario poliglandular tipo 1 (PGA I), unida a otros trastornos tales como:
- Mal funcionamiento de las glándulas suprarrenales
- Infecciones micóticas de la boca y las uñas
- Glándula paratiroides poco activa
Gradualmente pueden ponerse de manifiesto los síntomas propios de hipotiroidismo, tales como: agotamiento, debilidad muscular, incremento de peso, falta de concentración, sensación de frío, etc., hasta la aparición de un pequeño bocio.

La Tiroides de Hashimoto, como se menciona anteriormente, no presenta síntomas específicos, sin embargo, hay algunos síntomas que pudieran llevar a detectar síntomas de dicho padecimiento, entre los que podemos mencionar:
- Estreñimiento
- Dificultad para concentrarse o pensar
- Piel seca
- Cuello grueso o presencia de bocio
- Fatiga
- Pérdida de cabello
- Menstruación irregular y abundante
- Intolerancia al frío
- Aumento de peso leve
- Glándula tiroides pequeña o encogida (en las últimas etapas de la enfermedad)
Para diagnosticar Tiroides de Hashimoto se deben practicar una serie de exámenes de laboratorio tales como:
- Examen T4 libre
- Hormoma estimulante de la tiroides en suero
- T3
- Autoanticuerpos tiroideos
La Tiroides de Hashimoto en realidad no requiere de estudios de imagen y biopsia con aguja para diagnosticarlo; por el contrario, se ha descubierto que tal enfermedad, puede generar alteraciones en los resultados de pruebas de laboratorio, entre los cuales encontramos:
- Conteo sanguíneo (hemograma) completo
- Prolactina en suero
- Sodio en suero
- Colesterol total (Ver Hormonas tiroideas)
Tratamiento de la Tiroides de Hashimoto

Si se presentan resultados de hipotiroidismo, se puede aplicar fármacos a base de hormona sintética, el cual, generalmente es muy efectivo.
No es una causa predeterminada el hecho de que las personas con tiroiditis o bocio tengan bajos niveles de hormona tiroidea.
La enfermedad de la Tiroides de Hashimoto, no avanza con rapidez, por el contrario, parece estancarse por años. Si el padecimiento se presenta y avanza con lentitud, se puede aplicar terapia sustitutiva de hormona tiroidea.
En lo que a la prevención se refiere, no se ha determinado una manera de cómo prevenir este trastorno. El hecho de ser consciente de los factores de riesgo puede permitir el diagnóstico y tratamiento tempranos.
Hormonas sintéticas
Si la Tiroides de Hashimoto produce déficit de la hormona tiroidea, es muy probable que se requiera de terapia de reemplazo con hormona tiroidea. Esto significa, que el uso de la hormona tiroidea sintética levotiroxina (Levoxyl, Synthroid, otros), sea a diario.

La levotiroxina sintética es sinónimo de la tiroxina, la cual consiste en la versión natural de esta hormona ya que es generada por la glándula tiroides. Las medicinas que se administran por vía oral, restituyen los niveles hormonales apropiados y se encargan de revertir todos los síntomas del hipotiroidismo.
Cuando el doctor considera que el tratamiento con levotiroxina es, el apropiado, quiere decir que éste, frecuentemente, debe ser utilizado de por vida; sin embargo, debido a que la dosis que se requiere, puede variar, es muy probable que el médico desee controlar los niveles de tirotropina poco más o menos, cada 12 meses. (Ver Hormonas paratiroideas)
Medicina alternativa para curar la Tiroides de Hashimoto
La levotiroxina, es decir, la forma sintética de tiroxina (T-4), es el tratamiento estereotipado para la enfermedad de Hashimoto. No obstante, hay sustancias obtenidas por extracción de una parte de una materia prima que se pueden utilizar, que contienen la hormona tiroidea derivada de las glándulas tiroides de los cerdos, por ejemplo. Estas sustancias como por ejemplo, Armour Thyroid, contienen tanto levotiroxina como triyodotironina (T-3).
Sin embargo, los médicos especialista, tienen sus reservas en lo que se refiere a los extractos de la hormona tiroidea como el Armour Thyroid, tales como:
- La estabilidad de T-4 y T-3 en los animales no es igual al de los humanos.
- La cantidad correcta de T-4 y T-3 en cada porción de un producto de extracto natural puede ser diferente, lo que ocasiona niveles impredecibles de estas hormonas en la sangre.
Glándula tiroides
Para entender un poco más sobre el caso de la Tiroides de Hashimoto, debemos saber un poco más de la glándula tiroides.

La glándula tiroides consiste en una glándula endocrina, que se ubica justo en la parte inferior, de la nuez de Adán, cerca del cartílago tiroides sobre la tráquea. Presenta un peso entre 10 y 20 gramos en el las personas adultas y está formada por dos lóbulos que tienen apariencia de mariposa y que se ubican en los dos lados de la tráquea, ambos lóbulos, los cuales se encuentran conectados, por el cuello.
La glándula tiroides tiene como función regular el metabolismo del cuerpo y la sensibilidad del cuerpo a otras hormonas.
La tiroides está cubierta en su totalidad, por una cápsula fibrosa y envía tabiques interiormente que le dan el aspecto lobuloso a su parénquima. Por otro lado, la aponeurosis cervical profunda se divide en dos capas que envuelven a la tiroides en sentido anterior y posterior, lo que le aporta una apariencia de pseudocápsula, que es el plano de disección usado por los cirujanos. (Ver Hormonas gonadotropinas)
Hipotiroidismo
Consiste en un trastorno de la tiroides que perjudica la glándula tiroides y ocasiona que se desarrolle un descenso en la cantidad de hormonas tiroideas (tiroxina y triyodotironina) de lo habitual. Las hormonas tiroideas tienen la función de estimular distintos tejidos del cuerpo para que generen proteínas y de incrementar la cantidad de oxígeno que usan las células.
Dado esta condición, el hipotiroidismo puede producir un descenso del ritmo cardíaco, intestinal, un incremento de peso e incluso decaimiento e incluso, puede intervenir en la fertilidad.

Como ya mencionamos, las mujeres tienen diez veces más posibilidades de contraer hipotiroidismo que los hombres, siendo, aproximadamente, en un cinco por ciento de las embarazadas y en el siete por ciento una vez han dado a luz.
Por otro lado, si este padecimiento no se trata durante el embarazo, los hijos pueden heredar esta condición y desarrollar problemas físicos y mentales. Durante la menopausia, la mujer también tiene más posibilidades de contraer esta enfermedad.
El hipotiroidismo puede estar presente en el organismo y no ser detectado hasta años después, por lo que es relevante acudir al médico en cuanto se detecten algunos de sus síntomas.
El hipotiroidismo es la consecuencia de la tiroiditis o Tiroides de Hashimoto, la que como ya hemos visto, consiste en una inflamación de la glándula tiroides. El abultamiento se produce a causa de un ataque del sistema inmunitario, por infecciones virales como un resfriado común, infecciones respiratorias o un embarazo. Esta inflamación deteriora las células de la glándula, lo que ocasiona alteraciones en la producción de hormonas.
Otra causa del hipotiroidismo consiste en la tiroiditis posparto, que además no presenta síntomas. Esta tiroiditis ocasiona hipertiroidismo y de inmediato la aparición de hipotiroidismo, y en el 80 por ciento de los casos se superan al cabo de un año. El hipotiroidismo también puede ser heredado de manera congénita o adquirido poco después de haber nacido. (Ver Hormonas del Hipotálamo)
Hay algunas circunstancias de riesgo que incrementan las posibilidades de sufrir hipotiroidismo:
- Que algún familiar haya presentado trastornos endocrinos o bocio.
- Tener más de 50 años.
- Padecer una enfermedad autoinmune que ataque a las células tiroideas y sus enzimas.
- Pacientes que se hayan aplicado radiaciones en el cuello o cabeza a la hora de tratar un cáncer o hipertiroidismo.
- Tratamientos como el litio o la amiodarona.
- Dieta baja o en exceso de yodo: el yodo es importante para sintetizar las hormonas tiroideas. Si hay exceso de yodo puede dañar a la glándula.
- La extirpación parte o toda la glándula tiroidea a causa de un cáncer o la enfermedad de Graves.
- El síndrome de Sheehan, lo cual consiste en una afección del embarazo en la que la mujer sangra mucho durante el embarazo a motivado de haber dañado la hipófisis, una glándula endocrina.
- Reducción del ritmo cardiaco, latido irregular o arritmia. Esto podría provocar una bradicardia que en casos extremos puede acabar con un paro cardiaco.
- Alta presión arterial baja y colesterol.
- Fatiga y somnolencia.
- Dolor muscular y articular.
- Aumento de peso independientemente del tipo de dieta que se lleve a cabo.
- Estreñimiento o heces duras.
- Periodos mensuales anormales y problemas de fertilidad.
- Piel, cabello y uñas débiles.
- Rostro, manos y pies inflamados.
- Disminución de libido.
Prevención
La única manera que hay para prevenir el hipotiroidismo, es un control minucioso del yodo que se consume en la dieta diaria, del resto, no se conoce ningún método para prevenirlo.
Tipos de Hipotiroidismo
Existen tres tipos de hipotiroidismo que son:
Hipotiroidismo primario

El hipotiroidismo más frecuente, es el cual se produce cuando ocurre un crecimiento que no es normal de la glándula de la tiroides, teniendo como resultado la aparición del bocio.
Hipotiroidismo secundario
Ocurre cuando en la glándula no se encuentra trastorno alguno, pero la hipófisis, que es el órgano que produce hormonas, deja de producir la hormona estimuladora de tiroides.
Hipotiroidismo terciario
Este tipo de hipotiroidismo, ataca al hipotálamo, que es la región del cerebro que se encarga de la conducta, la cual detiene la producción de la hormona llamada tirotropina.
La tirotropina es la hormona que estimula la hipófisis, lo que tiene como consecuencia, que si se detiene su producción, afecta a la hipófisis, la cual también deja de producir la hormona y por ende, afecta a la glándula tiroidea. (Ver Hormonas esteroideas)
Diagnóstico de hipertiroidismo

Para diagnosticar hipotiroidismo, se deben realizar pruebas de laboratorio, que consisten en exámenes de sangre, en los cuales se mide el nivel de tiroxina y de la hormona que estimula a la glándula de la tiroides, denominada TSH.
Al mismo tiempo, se chequean los niveles de colesterol, enzimas hepáticas, prolactina, sodio y se realiza un conteo sanguíneo, también conocido como hemograma.
Hay algunos casos, en los que se debe realizar una ecografía tiroidea, debido a la aparición del bocio.
Tratamientos del hipotiroidismo
El tratamiento varía según diferentes factores, como por ejemplo la edad de la persona que lo padece, la existencia de otras afecciones y muy especialmente, el estado o gravedad del hipotiroidismo en cuestión.
El tratamiento más común para este padecimiento es la levotiroxina, que puede ser aplicada por vía oral en forma de pastilla. La levotiroxina, como ya hemos visto anteriormente, es una hormona sintética que se utiliza para reponer el nivel de hormonas que el paciente debería tener, por lo que la dosis variara entre diferentes personas afectadas.

Después, el paciente deberá tener revisiones periódicas que varían entre dos a tres meses durante el inicio del tratamiento para verificar su nivel de hormonas. Sin embargo, estos pacientes, se verán en la necesidad de seguir consumiendo levotiroxina durante el resto de su vida, así como acudir a revisiones periódicas.
Según estudios realizados actualmente se sabe, que más de 300 millones de personas, de las cuales 1.600 presentan grandes riesgos o sufren algún tipo de patología tiroidea, pero dado a la dificultad de distinguir sus síntomas de otras enfermedades comunes muchas personas desconocen que la tienen.
Tiroides de Hashimoto y el embarazo
Como ya es sabido, la tiroides es una glándula que tenemos en el cuello y que produce hormonas que tienen participación en casi todas las funciones de nuestro cuerpo. También tienen la función de controlar el metabolismo, la tiroides se incluso tiene la particularidad de regular los ciclos menstruales y las necesidades del bebé durante su desarrollo. En lo que se refiere a los hombres, la glándula de la tiroides puede ocasionar un notable descenso de fertilidad.
Desde el inicio y hasta el tercer mes de embarazo, el bebé requiere de la hormona tiroidea, por parte de la madre, pues esta interviene en la formación y el desarrollo de su cerebro y sistema nervioso. Ya para el inicio del cuarto mes, es decir, de la semana número 12, la tiroides del bebé empieza a funcionar por su cuenta, aunque, este sigue dependiendo de la madre para el yodo que utiliza la tiroides para producir hormonas.

La mujer embarazada que presenta trastornos en la glándula tiroides puede tener serios problemas durante el embarazo y el parto, además de causarle daños al bebé.
Entre esos trastornos podemos citar: preclamsia, anemia, abortos involuntarios, desprendimiento de placenta o hemorragias posparto. Sin contar que puede provocar un parto prematuro, u otros problemas en el bebé así como bajo peso al nacer, defectos de nacimiento, problemas con la tiroides y en el peor de los casos, muerte fetal.
Por todo lo anterior, se hace imprescindible, que las mujeres que estén planeando quedar embarazadas, se realicen las pruebas necesarias para el control de la función tiroidea antes e incluso que toda aquella mujer que esté buscándolo solicite un estudio de la función tiroidea que incluya screening de autoinmunidad, -un análisis de sangre normal que determina la presencia de anticuerpos antitiroideos-.
Los síntomas comunes y frecuentes que ocurren durante el embarazo, tales como la fatiga, el estreñimiento o un pequeño aumento de peso, pueden contribuir a que los síntomas de algún trastorno en la glándula de la tiroides, no sean percibidos por la embarazada.
No obstante, las mujeres que se apliquen tratamiento para la Tiroides de Hashimoto pueden quedar embarazadas sin problemas. Generalmente, el tratamiento estabiliza la enfermedad, de allí la importancia de chequearse la tiroides antes de quedar embarazada, pues es imprescindible el control. (Ver Hormonas fsh)
Tiroides de Hashimoto y cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides está vinculado con diversas afecciones hereditarias, especialmente, antecedentes familiares en trastornos de la glándula tiroides, aunque ha sido encontrada la verdadera causa de la mayoría de los cánceres de tiroides.
Algunas alteraciones, ocurridas en el ADN de una persona pueden ser una razón para que las células de la tiroides se hagan cancerosas. El ADN es el químico de cada una de nuestras células que compone nuestros genes. Generalmente, somos parecidos a nuestros padres porque de ellos son quienes nos suministran el ADN. No obstante, el ADN interviene en algo más que sólo nuestra apariencia. El ADN influye en los riesgos de sufrir ciertas afecciones, al igual que algunos tipos de cáncer.
Existen diferentes tipos de cáncer, que además están relacionados con la glándula tiroides como por ejemplo:
Cáncer papilar de tiroides

Con el estudio del cáncer papilar de tiroides, se encontraron diferentes mutaciones o alteraciones de ADN en el cáncer papilar de tiroides. Muchos de estos cánceres tienen cambios en partes específicas del gen RET. La forma transformada de este gen, conocida como oncogén PTC se encuentra, normalmente, entre alrededor del 10% al 30% de los cánceres papilares de tiroides y un porcentaje mayor de estos cánceres en niños y/o están asociados con la exposición a la radiación. Estas alteraciones del gen RET normalmente, no son hereditarias, sino que son obtenidas durante la vida de una persona. Se encuentran sólo en las células cancerosas y no se transferidas a los hijos del paciente.
Una mayoría de este tipo de cáncer papilar de tiroides presenta un gen BRAF mutado. La mutación BRAF es menos frecuente en los cánceres de tiroides en niños y en aquellos que se piensa se producen de la exposición a la radiación. Los cánceres con alteraciones BRAF normalmente crecen y se extienden velozmente a otras partes del cuerpo.
Las alteraciones en otros genes también han sido relacionadas con cáncer papilar de tiroides, aún esas encontradas en el gen NTRK1 y en el gen MET.
Cáncer folicular de tiroides
Las alteraciones que se originan en el oncogén RAS, así como la transformación en el reordenamiento PAX8–PPAR-γ, realizan una determinada función en el origen de algunos cánceres foliculares de tiroides.
Cáncer anaplásico de tiroides

Este tipo de cáncer, a menudo presenta alguna alteración o cambio, como las que ya hemos mencionado y a menudo también tienen alteraciones en el gen supresor de tumores TP53 y en el oncogén CTNNB1.
Cáncer medular tiroideo
Las personas con cáncer medular de tiroides (MTC) presentan cambios o alteraciones en distintas partes del gen RET, al igual como sucede con los pacientes que tienen carcinoma papilar.
La gran mayoría de los pacientes, que padecen la manera hereditaria de MTC y casi uno de cada 10 de manera eventual de MTC (no hereditaria), tienen una transformación en el gen RET. Un gran número de los pacientes con MTC esporádico presentan cambios genéticos sólo en sus células cancerosas.
Aquellas personas con MTC familiar y MEN 2 tienden a heredar la transformación del RET de uno de los padres. Estas alteraciones se encuentran en todas las células del cuerpo del paciente y se pueden detectar mediante análisis de ADN de las células sanguíneas.
Dado que las personas poseen dos genes RET, un gen RET es normalmente normal y otro es mutado o alterado. Los genes RET son recibidos por los hijos de cada uno de los padres, lo que incrementa la posibilidad de que una persona con MTC familiar le pase un gen mutado a un hijo son una en dos (o un 50%). (Ver Hormonas sexuales)
Nódulos Tiroideos
El término nódulo tiroideo hace referencia a cualquier desarrollo o inflamación, sin causa aparente y anómala de las células tiroideas, produciendo un tumor dentro de la tiroides.

Sin embargo, la gran mayoría de los nódulos tiroideos son benignos es decir, no presentan ningún tipo de cáncer, existe una reducida parte de estos nódulos que sí son cancerosos.
Por lo general, los nódulos tiroideos no producen síntomas. El especialista los detecta, normalmente, mientras realiza un examen físico de rutina o quizás, el paciente mismo, puede percibir un abultamiento en el cuello al verse en el espejo.
Sin embargo, algunos pacientes con nódulos tiroideos, pueden llegar a sentir dolor en el cuello, la mandíbula o el oído; y si el nódulo es exageradamente grande, puede incluso, impedir al paciente el tragar con normalidad y producir “un cosquilleo en la garganta” o dificultad respiratoria si ejerce presión en el tubo respiratorio.
Para detectar algún trastorno en el funcionamiento de la glándula de la tiroides y evaluar si la cantidad de la hormona tiroidea, tiroxina, también conocida como T4, al igual que la hormona estimulante de la tiroides (TSH) en la sangre es la correcta, es necesario realizar exámenes de laboratorio y con ello, verificar que la glándula tiroides está funcionando normalmente. En la mayoría de los pacientes con nódulos tiroideos las pruebas de laboratorio sobre las funciones tiroideas, aparecen normales.
Los nódulos tiroideos consisten en neoplasias o tumores, de células ubicadas en la glándula de la tiroides. Algunas de estas neoplasias o tumores pueden ser:
- Cáncer de tiroides
- Quistes
- Ser un nódulo o un conjunto de nódulos pequeños
- Nódulo caliente
- Nódulo frío
Los nódulos tiroideos, por ser una afección de la glándula de la tiroides, son más frecuentes en el sexo femenino que en el masculino. El porcentaje de que una persona presente un nódulo tiroideo está estrechamente ligado a la edad. No todos los nódulos tiroideos se deben a cáncer de tiroides. Un nódulo tiroideo tiene mayor posibilidad de ser canceroso si usted:
- Posee un nódulo duro
- Presenta un nódulo pegado a estructuras de alrededor
- Existen posibilidades de herencia familiar de cáncer de tiroides
- Se experimenta un cambio en la voz
- Su edad es menor de 20 años o mayor de 70
- Ha estado expuesto a la radiación en cabeza y cuello
- Es de género masculino
Biopsia
Las principales causas a las que se les atribuye producir nódulos tiroideos, aunque no han podido ser señalados directamente, son:
- Enfermedad de Hashimoto
- Deficiencia de yodo en la alimentación
Por lo general, todos los nódulos que se descubre que contienen cáncer o los que se sospecha que puedan ser cancerosos, se aconseja que sean extraídos quirúrgicamente por un cirujano de tiroides con experiencia. Los cánceres de tiroides son curables y muy excepcionalmente, ocasionan problemas que pongan en peligro la vida.
En caso contrario, si se decide no extraer el nódulo tiroideo, éste deberá ser puesto en observación periódica, realizando un examen en un período no mayor de un año.
Este seguimiento, requerido por el especialista, es posible que necesite recurrir a un examen físico, tal como, una ecografía de la tiroides. También podrá darse el caso, de que el especialista, decida intentar disminuir el tamaño del nódulo, por medio de tratamiento con hormona tiroidea a dosis un poco más elevadas de las que su cuerpo necesita, a este procedimiento se le conoce como tratamiento supresivo.
No obstante, a pesar de dicho tratamiento supresivo con hormona tiroidea o no, el nódulo puede presentar un ligero crecimiento, por lo podría ser necesario repetir la biopsa, la cual, aun resultando benigna, el especialista puede hacer la recomendación de extirparlo.