Linfoma en el cuello consiste en que los ganglios linfáticos que se localizan en el cuello se inflamen cuando se tienen síntomas de un resfriado o una gripe. Por lo general, el síntoma más frecuente de un linfoma en el cuello es la inflamación de los ganglios linfáticos que usualmente, es indolora, sin embargo, puede ser doloroso para ciertas personas e inclusive, este dolor puede elevarse después de haber ingerido alcohol. (Ver artículo de Causas del linfoma)
¿Qué es un linfoma en el cuello?
Se puede considerar un linfoma en el cuello a cualquier abultamiento, relieve o hinchazón que se pueda observar y palpar en el cuello.
Causas de Linfoma en el cuello
Existen diversas causas que pueden producir abultamientos en el cuello, entre las cuales podemos destacar:
Los bultos que se producen en el cuello por un ganglio linfático inflamado debido a:

- Infección bacteriana o viral
- Cáncer
- Enfermedad tiroidea
- Reacción alérgica
Los bultos en el cuello causados por una glándula salival inflamada debido a:
- Infección
- Paperas
- Tumor en la glándula salival
- Piedra en el conducto salival
El crecimiento en el tamaño de los ganglios puede ejercer cierta presión órganos, huesos y otras estructuras, lo que produciría dolor, pero este será similar al dolor que es ocasionado por otras enfermedades menos serias, como un dolor de espalda, por ejemplo.
Esto dificulta a que el linfoma sea fácil de diagnosticar. Por eso es recomendable que cualquier persona que presente algún abultamiento o inflamación de los ganglios y no sienta que se mejore con el paso de los días, después de cierto tiempo, debe visitar al especialista.
Todos los linfomas del cuello, bien sea en niños o adultos deben ser examinados por un especialista, lo más pronto posible. Generalmente, en los niños, la mayoría de ellos son ocasionados por infecciones que se pueden tratar y mientras más pronto, se podría evitar la propagación de la infección o cualquier complicación.
Sin embargo, en lo que se refiere a los adultos, cuando estos envejecen, la posibilidad de que el tumor sea un cáncer es cada vez mayor y más aún, si la persona que presenta el tumor fuma o bebe alcohol en exceso. La mayoría de los tumores en los adultos no son cánceres. (Ver artículo de Tipos de linfoma)
Síntomas del linfoma en el cuello
Los síntomas para cualquier linfoma son bastante parecidos, las diferencias consisten en el lugar donde se encuentre el cáncer y el estado de la gravedad. Sin embargo, a diferencia de otros ganglios linfáticos que se localizan en zonas más difíciles de detectar, cuando el linfoma está en el cuello es más visible.

El síntoma que más se manifiesta, es el agrandamiento del ganglio, sin embargo, existe otra diversidad de síntomas que pueden dar señales de que algo está ocurriendo en el organismo, tales síntomas son:
- Fiebre alta, la temperatura se eleva sin causa aparente y de manera constante.
- Pérdida de peso alarmante, es decir que si en los últimos 6 meses se pierde cerca del 10% del peso sin una dieta de adelgazamiento, se debe consultar con el especialista lo antes posible, aunque no se hayan manifestado otros síntomas.
- Sudoración nocturna de forma exagerada, al punto de mojar la ropa y la cama.
- Fatiga, cansancio constante y falta de energía incluso para las labores más sencillas.
- Falta de apetito y sensación de llenura en el estómago.
Tratamiento para un linfoma en el cuello
Debido al hecho de que las causas que hacen posible la aparición de un linfoma en el cuello y los factores de riesgo que se han determinado, exceptuando al factor de riesgos que corren las personas que padecen la infección por VIH o el virus de Epstein, son en gran parte inevitables.
Hay una gran variedad de alternativas, en lo que se refiere a tratamientos contra los linfomas, muchos de los cuales, además, se emplean para batallar contra diferentes tipos de cáncer.
A pesar de que se lleva un registro sobre los tratamientos aplicados contra los linfomas, las estadísticas no pueden pronosticar el éxito del tratamiento de una persona en particular, debido a que esto dependería de muchos factores, empezando quizás por la etapa del cáncer, al momento de iniciar el tratamiento.
Sin embargo el tratamiento que se aplica a cada paciente se basa en el estado en que se encuentre la enfermedad. Algunas de esas alternativas como tratamiento son:
La radioterapia: es la que se utiliza cuando el linfoma se encuentra en sus estadios iniciales, es decir, su fase inicial, dado el comportamiento de las células cancerosas, la radioterapia puede resultar efectiva sin necesidad de ampliar el tratamiento.

La quimioterapia: es el tratamiento indicado, cuando el linfoma se encuentra en un estado avanzado, este consiste en la aplicación de varias etapas, que en algunos casos se combina con radioterapia. Además, existe la terapia biológica, el cual consiste en un tratamiento experimental, con el que se han obtenido excelentes resultados, en casos de cáncer en estado muy grave.
Si alguna persona se da cuenta de que en cualquier parte de su cuerpo presenta de los síntomas que se han mencionado, o si presenta un bulto en el cuello, debe consultar al especialista cuanto antes. Existe la posibilidad de que más allá de tratarse de un linfoma en el cuello, solo sean síntomas causados por una infección.
Es de suma importancia detectar precozmente, las causas de cualquier inflamación en los ganglios, para que un tratamiento frente a un linfoma sea efectivo. (Ver artículo de Enfermedades del Sistema Linfático)
¿El linfoma en el cuello tiene cura?
En lo que se refiere a la generalidad, el 60 por ciento de los linfomas se cura, aunque tal pronóstico obedece a una serie de factores tales como la edad y el estado de salud en general del paciente, el estadio en que se encuentre el cáncer en el momento del diagnóstico y, especialmente, el tipo de linfoma del que se trate.
Un ejemplo de lo expuesto anteriormente sería:
- El linfoma folicular no se cura por medio de terapia, pero se logra cierta evolución de manera más lenta, además de ser indolente; la esperanza media de vida en estos pacientes es de 16 años desde el momento de la detección.
- El linfoma de Burkitt se puede curar con quimioterapia en el 80 por ciento de los casos.
- El linfoma de Hodgkin arroja resultados positivos al tratamiento con quimioterapia y radioterapia el 80 por ciento de las veces.
- El linfoma HALT, el cual es producido por una bacteria que afecta a la mucosa del estómago, se cura de manera fácil con antibióticos.
- El linfoma del manto es el que tiene la peor de las diagnosis y no puede curarse, a menos que el paciente se someta a un trasplante.
Linfoma en el cuello maligno
El linfoma en el cuello amaligno consiste en un tipo de cáncer del sistema inmune que se produce cuando hay un fallo en la manera de comportarse los linfocitos, los cuales son unas células de la sangre y de los ganglios linfáticos que contribuyen con la batalla contra las infecciones.
Estas células de la sangre llamadas linfocitos crecen sin control y se acumulan en diversas partes del cuerpo: ganglios linfáticos, médula ósea, sangre, diversos órganos.

Aunque Linfoma en el cuello maligno es uno de los que menos se conocen, es uno de los que muestra mayor incidencia y mortalidad. Sin embargo, según el Dr. Panizo, hematólogo de la Clínica Universidad de Navarra, “hoy en día y con el tratamiento adecuado muchos linfomas se curan”.
Frecuentemente, los linfomas se aparecen como ganglios linfáticos recrecidos de tamaño, que aparecen en zonas accesibles como cuello, axilas o ingle y por lo tanto, se pueden tocar, de tal manera que se puede calcular su tamaño. No obstante, en los casos en que los ganglios inflamados, se encuentran en el abdomen, mediastino, etc. pueden pasar desapercibidos. Esa circunstancia hace que el especialista tenga más dificultad en diagnosticar el linfoma, hasta que comienzan a evidenciarse otros síntomas tales como fiebre, sudoración nocturna, cansancio, pérdida importante de peso, etc. los cuales en muchos casos sonconfundidos con otras enfermedades comunes como la gripe o la mononucleosis.
Por tal razón, los científicos deben estar atentos e investigar detalladamente, para poder tratar con buenos resultados esta patología, que abarca más de 40 subtipos tumorales distintos y cuya incidencia ha aumentado en los últimos años. Dentro de esos 40 subtipos de linfomas, el más común es el linfoma no Hodgkin, que encierra el 85% del total de los casos.
“Los tratamientos actuales se centran en desarrollar nuevas fórmulas que mantengan las tasas de curación que consiguen los tratamientos más tradicionales pero que, al mismo tiempo, disminuyan la toxicidad, lo que conocemos como tratamientos adaptados al riesgo”, indica el Dr. Panizo.
En la Clínica Universidad de Navarra se han realizado más 20 ensayos clínicos con nuevos medicamentos abiertos en la actualidad, diez de ellos emplean la inmunoterapia, la cual es una de las nuevas vías de tratamiento para combatir al linfoma, también conocidas como terapias dirigidas, que consiste en medicamentos muy selectivos frente a las células tumorales pero que no producen los efectos secundarios clásicos de la quimioterapia. (Ver Anatomía del Sistema linfático)
Linfoma en niños
El linfoma como ya lo hemos mencionado, es un tipo de cáncer que se origina en las células conocidas como linfocitos que forman parte del sistema inmunitario del cuerpo.
Existen dos tipos principales de linfomas:

Linfoma de Hodgkin al que se le conoce como enfermedad de Hodgkin, llamada así en consideración al Dr. Thomas Hodgkin, quien la describió por primera vez.
Y Linfoma no Hodgkin (NHL)
Estos dos tipos de linfomas son distintos en lo que se refiere al comportamiento, la propagación y la repuesta que den al tratamiento, por lo tanto es relevante saber el tipo de linfoma que tiene el niño.
Estos dos tipos de linfoma son más frecuentes en adultos, aunque ha habido casos en los que se ha producido en niños y adolescentes. El linfoma no Hodgkin suele ocurrir en niños pequeños, mientras que el linfoma de Hodgkin es más probable que afecte a niños y adolescentes de mayor edad.
La existencia de infección por el virus de Epstein-Barr eleva el riesgo de linfoma de Hodgkin infantil. Entre las señales a las que se deben prestar atención, por la posible aparición del linfoma de Hodgkin infantil, podemos mencionar: la inflamación de ganglios linfáticos, fiebre, sudoración nocturna y pérdida de peso.
Para localizar y diagnosticar el linfoma de Hodgkin infantil se llevan a cabo unos análisis que examinan el sistema linfático. Existen ciertos factores que perjudican la probabilidad de recuperación y las opciones de tratamiento.
Los factores de riesgo para el linfoma de Hodgkin son los siguientes:

- Padecer del virus de Epstein-Barr.
- Padecer del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
- Presentar ciertas enfermedades del sistema inmunitario.
- Presentar historial personal de mononucleosis (“mono”).
- Tener un padre o un hermano con antecedentes personales de linfoma de Hodgkin.
Haber sido expuesto a infecciones comunes en la primera infancia puede contribuir, de alguna manera, el riesgo de linfoma de Hodgkin infantil por el efecto que estas tienen en el sistema inmunitario.
Tratamiento del linfoma de Hodgkin infantil
El tratamiento del linfoma de Hodgkin infantil presenta unas muy leves alteraciones en lo que se refiere al tratamiento que se emplea para adultos.
La finalidad primordial del tratamiento del linfoma de Hodgkin en los niños es curar el linfoma sin que se presenten consecuencias a largo plazo. Los especialistas realizan ajustes al tratamiento basándose en la edad del niño, la extensión del linfoma, cuán bien el linfoma responde al tratamiento y otros factores.
Cuando se trata de un niño que ha superado la pubertad y los músculos y los huesos están desarrollados por completo, el tratamiento es, por lo general, el mismo que se les da a los adultos. Sin embargo, si el niño es pequeño y aún no se ha desarrollado por completo, es probable que el tratamiento a seleccionar sea la quimioterapia y no la radioterapia. Esto es debido a que la radiación puede perjudicar el desarrollo óseo y muscular, lo cual sería un factor determinante que impediría que el niño alcance su tamaño normal.
Dado que muchos de estos efectos secundarios pueden ser a largo plazo y sus consecuencias podrían tener efectos tardíos, los niños que sobreviven al cáncer, deben ser vigilados y analizados por el resto de sus vidas.
Recibir un diagnóstico de cáncer en un niño o adolescente conmueve a todos los miembros de la familia y altera a casi toda la cotidianidad de la vida de una familia.
Desde los años sesenta, un gran número de casos de los niños y adolescentes con cáncer han sido tratados en los centros especiales creados para ellos.

Recibir tratamiento en este tipo de centro hospitalario, les ofrece la ventaja, de tener un equipo de médicos especialistas que tiene destreza y la práctica en conocer las diferencias entre los tipos de cáncer que ocurren en los adultos y los que ocurren en los niños y adolescentes, así como las exigencias especiales de los niños con cáncer y sus familias.
Este equipo, por lo general, está formado por pediatras oncólogos, cirujanos, oncólogo especialista en radiación, patólogos, enfermeras especialistas en oncología pediátrica y enfermeras con licencia para ejercer la medicina.
Estos especiales centros de atención contra el cáncer infantil también están provisto de psicólogos, trabajadores sociales, especialistas en la vida infantil, especialistas en nutrición, terapeutas de rehabilitación, fisioterapeutas y educadores que pueden prestar apoyo a toda la familia.
En los Estados Unidos existe un centro que pertenece al Children’s Oncology Group (COG) y es donde, por lo general, acuden la mayoría de los niños que padecen cáncer. Todos estos centros están relacionados y forman una asociación con alguna universidad o algún hospital de niños. Para atender a niños con cáncer, es indispensable contar con personal calificado y de experiencia comprobada.
En la mayoría de estos centros, los especialistas expertos que tratan a los niños con linfoma de Hodgkin, con frecuencia utilizan planes de tratamiento que forman parte de estudios clínicos. La finalidad de estos estudios es seguir en la búsqueda de los mejores tratamientos que causen los menores efectos secundarios. (Ver artículo de Síntomas del linfoma de Hodgkin)
En el próximo vídeo se muestra lo que significa aplicar quimioterapia en los niños, que como ya hemos mencionado, cuando el niño no ha alcanzado la edad de la pubertad, no se combina con radioterapia, para que no se perjudique el correcto desarrollo y crecimiento de los huesos del niño.
Lipoma de grasa en el cuello
Un lipoma es un abultamiento formado por células de grasa. Por lo general se encuentra debajo de la piel, en este caso del cuello, pero también puede presentarse en otras áreas del cuerpo tales como hombros, espalda entre otras.

Los lipomas múltiples a los que se les pueden localizar en distintas zonas del cuerpo, se les conoce el nombre de lipomatosis. Los lipomas, frecuentemente, crecen de forma muy lenta y rara vez se convierten en cáncer. No se sabe realmente por qué se produce un lipoma. Pero si se sabe que aparecen más en mujeres. Los hombres son más propensos a producir lipomatosis.
Los factores de riesgo de desarrollar un lipoma o lipomatosis son:
- Historial familiar de lipoma
- Ciertas circunstancias médicas, como enfermedad del hígado o problemas para controlar el azúcar en la sangre
- La obesidad
- Un golpe muy fuerte o lesión en el cuerpo.
Síntomas de un lipoma de grasa
Como se menciona anteriormente, los lipomas pueden aparecerse en cualquier parte del cuerpo y producir signos y síntomas que van a variar según el sitio en el que se desarrolle. En mucho de los casos, consiste en un pequeño abultamiento, suave de apariencia esferoidal y que además se mueve debajo de la piel. En algunos casos, ese abultamiento, podría presentar dolor, pero no es lo usual.
Para diagnosticar un lipoma de grasa, el especialista lo examinará, palpando la zona que se encuentra alrededor del lipoma para revisarlo.
Como segunda opción, el especialista podrá requerir una serie de pruebas tales como:
Ultrasonido: el cual utiliza usa ondas sonoras para reflejar imágenes en un monitor.
Radiografías: las radiografías podrían ser de gran ayuda para encontrar lipomas en los músculos y en otras partes del cuerpo.
Tomografía computarizada: este examen, al que también se le conoce con las siglas de TAC, consiste en una máquina de rayos x dotada de una computadora para sacar imágenes del lipoma y del tejido cercano. Es muy probable, que se le suministre al paciente un tinte antes de que le tomen las imágenes para lograr que las imágenes se vean mejor. Se debe informar al especialista si se conoce de alguna reacción alérgica al tinte de contraste.
Imagen por resonancia magnética (IRM): para la realización de este examen, se utilizan imanes de poder y una computadora para sacar imágenes del lipoma y del tejido que lo rodea. Es muy probable, que se le suministre al paciente un tinte antes de que le tomen las imágenes para lograr que las imágenes se vean mejor. Se debe informar al especialista si se conoce de alguna reacción alérgica al tinte de contraste. No debe entrar en un cuarto de Imagen por resonancia magnética con objetos metálicos, debido a que éste puede producir lesiones graves. Informe al médico si usted tiene algún metal en el cuerpo.
Biopsia: es la prueba mediante la cual, es removida una pequeña porción de tejido del lipoma, para luego ser enviada a un laboratorio para examinarse.
Si el lipoma aumenta de tamaño y al mismo tiempo produce dolor, es necesario la aplicación de cualquiera de los tratamientos que se muestran a continuación:

Inyecciones de esteroide: el cual es administrado por medio de inyecciones en el lipoma para ayudarlo a encogerse.
Liposucción: es el procedimiento mediante el cual, el especialista, utiliza una jeringa con una aguja para extraer el lipoma. También podría recurrir a un endoscopio, el cual consiste en un tubo delgado y elástico, que posee una luz y cámara en el extremo, el cual, por medio de una pequeña incisión, permitiría ubicar para luego extirpar el lipoma.
Extirpación quirúrgica: consiste en la remoción del lipoma por medio de una incisión, para la cual se utilizará anestesia local.
Es probable que se tenga que colocar un drenaje en la piel para extraer la sangre y demás líquidos de la zona de la cirugía. La incisión también deberá ser cerrada, aplicando puntos de sutura y luego vendar la zona en cuestión para proteger la herida.
Los riesgos de un lipoma
Los riesgos que se presenta con la aparición de un lipoma, se pueden derivar del tratamiento seleccionado para su extirpación, ya que el tratamiento para el lipoma puede producir dolor, inflamación y moretones.
La liposucción puede producir la formación de hoyos o cambios de color en la piel. La extirpación quirúrgica de lipoma puede que marque la zona con una cicatriz. Con la cirugía, podría dar paso a la formación de un seroma o bolsa de líquido en los tejidos y órganos más próximos. Los nervios podrían sufrir algún daño y ocasionar adormecimiento y cosquilleo en la piel. Los músculos también podrían sufrir algún tipo de lesión, lo que ocasionaría que el paciente sangrara más de lo normal y contrajese una infección.
Linfoma de cuello y cabeza
La Academia Americana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, presentó una investigación, en la reunión anual de que se celebra en Washington, en la que aporta nuevas esperanzas, para las personas que con anterioridad, han recibido tratamiento por un linfoma, sobre la aparición de carcinoma de célula escamosa en cabeza y cuello, el cual se ha convertido en uno de los más frecuentes en esta localización del organismo.

El trabajo, que fue presentado por Michael Moore y Neil Bhattacharyya, de la División de Otorrinolaringología del Hospital Brigham and Women, en Boston, ha determinado que los pacientes tratados por un linfoma, tardan en evolucionar un cáncer de cabeza y cuello.
En dicho estudio, los investigadores también han examinado a dos grupos de pacientes oncológicos: el primer grupo padeció un cáncer de cabeza y cuello como primer y único tumor y el otro grupo padeció la enfermedad en cabeza y cuello después de haber sido tratado por un linfoma (Hodgkin o no Hodgkin).
Después de seis años los resultados de estas investigaciones revelan que los pacientes en quienes aparece el carcinoma de célula escamosa como segundo tumor, son propensos a padecerlo, en los seis años posteriores al diagnóstico del linfoma.
El estudio también señala que los pacientes, a quienes se les desarrolló un cáncer de cabeza y cuello repetido, es decir recurrente, tras recibir un tratamiento por el linfoma no Hodgkin, no tienen esperanzas de supervivencia en la misma medida, como los que han sido tratados por un linfoma de Hodgkin. Los resultados establecen una buena base para enfrentar el pronóstico con estos pacientes.
Y para finalizar un vídeo en el que se explica, lo importante que es una exhaustiva revisión en lo que se refiere a cualquier protuberancia, que aparezca en el cuello o en cualquier parte del cuerpo que esté próxima a la zona linfática.