Nuestro cuerpo es tan perfecto que hasta tenemos un colchón de amortiguación para resistir los impactos; si, se trata de la capa más profunda de la piel que se encuentra debajo de la dermis; es sin lugar a dudas la Hipodermis, la cual además, cumple una labor de aislante, por lo que regulan nuestra temperatura, y hace de almacen de energía al acumular grasa. En este post te familiarizarás con lo más versátil de esta capa.
¿Qué es la Hipodermis?
Se trata de la capa más espesa de la piel, la cual está enlazada a la dermis por fibras de la proteína elastina y de colágeno. Está compuesta especialmente por células llamadas adipocitos, especialistas en la elaboración y el acopio de grasas. Estos cuerpos grasosos son requeridos para la adecuada operatividad de cada célula de la piel, por cuanto, al descomponerse generan energía vital.
El grupo de los adipocitos componen un tejido de sostenimiento flexible y maleable que tiene cualidades de “amortiguación” frente a los impactos, un efectivo “colchón” para la piel. Estas células igualmente cumplen una función aislante y, por consiguiente, toman parte en la termorregulación de la piel.
Los adipocitos: componentes de la hipodermis
Son células de grandes dimensiones. Constituyen una efectiva reserva energética, pues son capaces de acumular las grasas en forma de triglicéridos, en vacuolas. Aparte de ese desempeño energético, estas células tienen participación en la producción de algunas hormonas (estrógeno) y en la condensación de moléculas implicadas en la reacción inflamatoria. Hay dos tipos de adipocitos:
- Los adipocitos blancos los cuales conforman entre un15 % y un 20 % del peso de un individuo, y se asumen como uno de los grandes almacenamientos de energía del cuerpo.
- Los adipocitos marrones con presencia en abundancia en los animales que hibernan y en los neonatos. En el parto, posibilitan a los bebés adecuarse al cambio brusco de temperatura (vientre materno 37°C, medio exterior 20°C).
Cuando la hipodermis cesa en sus funciones
Si bien su cantidad propende a conservarse invariable desde la pubertad, los adipocitos pueden reproducirse por toda la vida, partiendo de una célula pionera conocida como preadipocito. Las dimensiones de un adipocito son muy variables.
Efectivamente, cuanto más lípidos (procedente de la alimentación) acumula el adipocito, más se incrementa su tamaño, hasta alcanzar decenas de veces su volumen inicial. Esta particularidad ocasiona el incremento de peso. Mientras que, en el período de una dieta, los adipocitos libran ácidos grasos y azúcares en el cuerpo, lo que constituye una importante fuente de energía.
Si los ácidos grasos suministrados por la alimentación son muy cuantiosos, se acumulan en los adipocitos, cuyo tamaño se incrementa. Esto acaba por proporcionar a la piel una apariencia acolchada, como la piel de naranja. Este fenómeno se acentúa por la mala circulación, los cambios hormonales y el estrés.
Función de la Hipodermis
Como se ha señalado, la Hipodermis es la capa más profunda y gruesa de la piel. Se invagina en la Dermis que está seguidamente por arriba de ella, a la cual se une mediante fibras de colágeno y elastina.
Fundamentalmente se constituye de un tipo de células especialistas en la provisión y la acumulación de grasas, llamadas adipocitos. Estas células se aglomeran en lóbulos divididos por tejido conectivo, por lo que desarrollan las siguientes labores, las cuales a su vez son funciones de la piel
- Poseen gran cantidad de vasos sanguíneos que aportan nutrientes y descartan residuos de la Epidermis y la Dermis.
- Tiene la capacidad de aislar el cuerpo por lo que controlan la temperatura.
- Hacen de amortiguadores que atraen una porción de la fuerza de un choque físico.
- Almacenan grasa y agua: la guía de deposición de grasa es determinado genética y sexualmente. En los hombres tiende a ser más copioso alrededor del abdomen, en tanto que en la mayoría de las mujeres se acumula en torno a las caderas, los muslos y los pechos. Cerca de la mitad del suministro de grasa del cuerpo se acumula en la Hipodermis; más abundantes en las mujeres regularmente.
- Por debajo de la hipodermis se hallan la estructura músculo-ósea, en ciertos sitios.La Hipodermis tiene la función de unir la Dermis a esa estructura, la cual se encuentra seguidamente debajo de ella, lo que hace sin oprimirla. Esto posibilita que la piel experimente libertad de movimientos.
Características de la Hipodermis
Por su ubicación a la Hipodermis también se le conoce como capa subcutánea. Está compuesta de células grasas que resguardan los sistemas nervioso, linfático y sanguíneo. Contribuyen a preservar tu temperatura corporal, suministra figura al contorno corporal y le proporciona movimiento a toda su piel. Su espesor puede variar en las diferentes partes del cuerpo, y es distinto entre las personas.
Por otra parte, el sistema linfático desempeña una labor significativa en la autolimpieza de la piel. Sus vasos articulados transitan paralelos a los sanguíneos, haciendo circular la linfa entre la piel y los músculos. La linfa es un líquido claro fundamental para el ser humano, pues abastece de alimento a la piel y elimina los residuos que no requiere.
Si la circulación se obstaculiza, la piel desperdicia alimento y se puede producir toxicidad o desencadenar otras patologías de la piel. En esta capa córnea, que es la capa más externa de la epidermis, la clave para la hidratación radica en reponer y fortificar la pared que captura y asegura el agua en las células.
Para esto, existen productos que pueden contribuir a asegurar el agua e impedir su evaporización, entre ellos tenemos el aceite de girasol u otra fuente de vitamina F, la glicerina, el extracto de castaña u otro exfoliante natural o los extractos de plantas tropicales. Por arriba de esta capa se hallan la dermis y por último la epidermis.
Capas de la Hipodermis
En este segmento les hablaremos de las capas que se encuentran en nuestra piel, continua leyendo y conoce a cada una de estas y la importancia que conllevan las mismas.
Capa areola
Es la capa más superficial de la hipodermis, que hace contacto con la dermis, y está formada por adipocitos.
Capa lamelar
Es la más subyacente, sus células son fusiformes (alargadas como un huso), diminutas y se dividen horizontalmente: Esta capa se engruesa cuando las personas logran peso, esto se debe al incremento de volumen de los adipocitos, los cuales tienen la capacidad de penetrar en la capa más exterior de la piel.
Se encuentra ubicada entre la fascia superficial y la aponeurosis muscular; está distribuida en capas laminares horizontales, limitada a ubicarse en algunas zonas específicas (esteatomas). Conforma la capa de provisión inerte.
Funciones del tejido adiposo
También llamado tejido graso, es de origen mesenquimal, o sea es un tipo de tejido conjuntivo compuesto por la asociación de células que almacenan lípido en su citoplasma: los adipocitos.
El tejido adiposo, por un lado, efectúa labores mecánicas: una de ellas es hacer de amortiguador, resguardando y conservando en su sitio los órganos internos, asimismo a otros tejidos más externos del cuerpo, y también presenta capacidades metabólicas; además, es el encargado de producir grasas para el cuerpo.
La grasa de las células se hallan en condición semilíquida y se encuentran constituida esencialmente por triglicéridos.
Se almacena preferentemente en el tejido subcutáneo, la capa más honda de la piel. Sus células, llamadas lipocitos, están especializadas en crear y acopiar grasa. Esta capa se llama panículo adiposo, y es un aislador del frío y del calor. Opera como una almohadilla y como depósito de reservas alimenticias.
Esta clase de tejido efectúa operaciones de rellenado, principalmente en las zonas subcutáneas. Igualmente, hace de soporte estructural. Para finalizar con sus funciones se debe decir que posee siempre una función de reserva; sobre todo de grasa, la cual varía en su diferente consistencia, puede ser sólida o líquida.
El desarrollo de este tejido se puede generar por multiplicación celular (crecimiento hiperplásico), en donde se incrementa el número de adipocitos por división mitótica o por acopio de más cantidad de lípidos en las células ya presentes (crecimiento hipertrófico). A lo largo de la adolescencia el crecimiento es regularmente rápido, y en la persona adulta hipertrófico.
Morfología del Tejido Adiposo
El tejido adiposo se halla repartido en diferentes ubicaciones del cuerpo. Estos depósitos se hallan especialmente a nivel dérmico, subcutáneo, mediastínico, mesentérico, perigonadal, perirrenal y retroperitoneal. Asimismo, se identifican dos clases de tejido adiposo: el tejido adiposo blanco y pardo o marrón. Los dos, aparte de presentar diferencias respecto a su coloración, igualmente las presentan en sumorfología, genes, distribución y función.
El tejido adiposo pardo: Tiene adipocitos multiloculares con cuantiosas mitocondrias que indican elevadas cantidades de proteína desacoplante 1 (UCP1), que es la responsable de la dinámica termogénica de este tejido.
El tejido adiposo blanco: Se encuentra compuesto por adipocitos uniloculares, que poseen mitocondrias muy distintas de las halladas en el tejido adiposo pardo. Estas células generan leptina, una hormona que comunica al cerebro sobre el estado alimenticio de la persona para controlar el consumo y el gasto energético. La función primordial de este tejido es, por tanto, regular la ingesta de energía, y la repartición de esta a otros tejidos, en los períodos interdigestivos.
Se trata de un tejido conjuntivo especializado donde predominan las células conjuntivas llamadas adipocitos. Los lipoblastos, las cuales son células pioneras de adipocitos generan volúmenes significativos de colágeno I y III, pero los adipocitos adultos excretan escasas cantidades de colágeno y merman su competencia para multiplicarse.
El tejido adiposo es uno de los tejidos más profusos y constituye cerca del 15 al 20% del peso corporal en hombre, y del 20 al 25% del peso corporal en mujeres. Los adipocitos acumulan energía en forma de triglicéridos. En vista de la baja consistencia de estas moléculas y su elevado valor calórico, el tejido adiposo es muy eficaz en la labor de almacenamiento de energía.
Los adipocitos diferenciados pierden la competencia de multiplicarse; no obstante, son células que tienen una vida promedio muy alargada, y con la disposición de incrementar el volumen de lípidos almacenados. Asimismo, el tejido adiposo postnatal tiene adipocitos inmaduros y pioneros de adipocitos excedentes, partiendo de los cuales pueden distinguirse adipocitos adicionales. Estos mecanismos se vuelven activos cuando el consumo calório aumenta desproporcionadamente.
Órgano de secreción interna
Las células del tejido adiposo son sumamente especializadas. Están acopladas firmemente entre sí, proceden del fibroblasto. Su citoplasma carece de sustancia fundamental y está dividido por trabéculas en lóbulos, igualmente, acá presenta diminutas gotas de grasa que se unen. La grasa a su interior se halla en estado semilíquido, constituida básicamente por triglicéridos.
Existen dos clase de tejido adiposo: el blanco y el pardo o marrón, que se diferencian entre sí por su color, distribución, genes, morfología y función.
El tejido adiposo blanco tiene adipocitos uniloculares con células semiredondas de volumen considerable, poliédricas, de núcleo anormal y periférico; es de extensa repartición, principalmente en el adulto se almacena con preferentemente en la zona central o abdominal, y comprende el depósito mayor de energía en forma de triglicéridos, originarios de los quilo micrones y las VLDL.
Este tejido adiposo blanco libra sustancias de segregación que actúan en el control de la deglución, consumo energético, respuesta inmune y labor vascular. Cuando se acrecienta de volumen se hace resistente a la insulina, y obtiene más desempeño lipolítico.
Excreta sustancias con acción endo/para y exocrina, de las cuales se pueden destacar Leptina, TNF alfa, IL-1, IL-6; estas colaboran en otorgarle a la obesidad su característica de patología inflamatoria crónica de bajo grado. El tejido adiposo igualmente segrega resistina, estrógenos, cohibidor del acelerador del plasminógeno.
El tejido adiposo pardo es multilocular, de apariencia poligonal, con gran cantidad de citoplasma, con células diminutas de núcleo redondeado y excéntrico, de cuantiosas mitocondrias. Tiene un elevado número de capilares sanguíneos. Es pobremente distribuida en el adulto, y se detecta en los neonatos en las zonas interescapular y cervical. Su labor, regularmente, es de control térmico.
Epidermis, dermis e hipodermis
La piel está compuesta por la capa más externa o epidermis avascular, la capa intermedia o dermis, que es un tejido conjuntivo vascularizado y con cuantiosas terminaciones nerviosas. A estas capas de la piel se les anexa el tejido subcutáneo o hipodermis, conformado por tejido conjuntivo laxo y tejido adiposo.
Podemos reconocer la piel superficial (epidermis), la dermis o corion y finalmente el tejido subcutáneo, hipodermis o subcutis. La epidermis y la dermis configuran el cutis, o lo que llamamos piel propiamente dicha. Igualmente, se consideran parte de esta a los órganos anexos a ella como el pelo, las uñas y las diversas glándulas.
La Epidermis
Es un epitelio plano en permanente procedimiento de cornificación, que se estructura de cinco capas celulares distintas, teniendo lugar la regeneración en los dos estratos celulares subyacentes. A partir de allí las células emigran hacia la parte superior de la piel, alcanzando cornificarse totalmente (queratinización) a lo largo de dicha migración.
La capa córnea de arriba se va despegando en un permanente proceso de descamación. De acuerdo a las condiciones fisiológicas, la regeneración de la epidermis comprende un período cercano a los de 30 días, desde que se origina la división celular hasta alcanzar la separación de las células cornificadas.
La epidermis es avascular y su atención y sostenimiento se efectúa mediante la propagación de sustancias alimenticias desde la cama capilar de la dermis. La epidermis está compuesta especialmente por queratinocitos, que toman este nombre de su destreza para efectuar la síntesis de queratina, las cuales son proteínas estructurales impenetrable con mucha resistencia a elevadas temperaturas y al pH, las cuales son poco susceptibles a soportar procedimientos de catabolización enzimática.
Las queratinas se dividen fundamentalmente en duras y blandas: Las duras componen el pelo y las uñas; las queratinas blandas comprenden el factor fundamental de las células cornificadas que se hallan en los mantos epiteliales exteriores, no obstante, se les puede localizar asimismo en el espacio extracelular, procediendo como material cementante.
Otras sustancias funcionales de la epidermis de gran significado son las células de Langerhans (fundamentales en la inmunorreacción de la piel), las células sensoriales de Merkel y los melanocitos; los cuales fabrican y acumulan melanina, sustancia que aporta el color de la piel. La medida y distribución de la melanina son los elementos que ocasionan las distintas pigmentaciones de la piel y de los cabellos. Si la piel se somete a la radiación solar, en los melanocitos se desencadena una reacción de protección contra los rayos UV, incrementando la síntesis de la melanina, la cual revela sus efectos sobre la piel mediante el conocido “bronceado solar”.
Estrato basal
Llamado también estrato germinal; configura la capa celular más subyacente de la epidermis. Está constituido por queratinocitos cilíndricos, que están aptos para efectuar la partición celular (mitosis) y avalan la constante renovación de la epidermis. La división celular se encuentra sometida a una regulación mediante un elevado número de diferentes sustancias, por ejemplo, hormonas, vitaminas y los factores de crecimiento.
La capa basal transita, de manera ondulante, por toda la extensión de las invaginaciones coniformes (papilas) de la dermis. La membrana basal, que no presenta riego vascular, se localiza entre la capa basal y la dermis. Esta membrana se ocupa de separar ambas capas de la piel, pero también ayuda al afianzamiento de las células basales, y parcialmente, controla la medida de proteínas transportadas.
Estrato espinoso
Posee seis capas de células estructuradas de forma desordenada, las cuales sintetizan queratina y muestran una dinámica mitótica escasa. Estos estratos están enlazados a través de puentes celulares (desmosomas), que son los que dan a las células su aspecto espinoso. En los intersticios de los puentes celulares se acumula agua.
Estrato granuloso
La cornificación paulatina empieza en el estrato granuloso. De acuerdo al espesor que presente el estrato córneo, el estrato granuloso puede comprender hasta tres capas de células planas, donde se pueden ver compactos gránulos (granula) de queratohialina. Los gránulos están compuestos, entre otros elementos, por una proteína pionera que se presume sea es copartícipe en la producción de fibras de queratina en el intersticio celular.
Estrato lúcido
Se encuentra constituido por células sin núcleo celular, en las cuales se puede apreciar una acelerada dinámica enzimática. En el estrato continúa prosigue la queratinización, que engloba asimismo la conversión de los gránulos de queratohialina de la capa granulosa en eleidina; sustancia esta acidófila de abundante grasas y proteínas, la cual tiene poderosas cualidades refractantes; se muestra como un manto homogéneo y brillante.
De esta última cualidad es que hereda el nombre con el cual se identifica esta capa celular. Este estrato resguarda la piel frente a actividades de soluciones acuosas.
Estrato córneo
Se encuentra constituido por células queratinizadas y sin núcleo, llamados corneocitos. Se hallan dispuestas unas sobre otras, en figura de tejas y se encuentran sólidamente enlazadas entre sí mediante la queratohialina, igualmente por fibras muy delgadas (tono fibrillas). El estrato córneo comprende cerca de 15 a 20 estratos celulares, de los cuales el estrato exterior va mermando por descamación.
La Dermis
A la cara interior de la membrana basal de la epidermis se le acopla la dermis, la cual es un tejido conjuntivo vascularizado y con cuantiosos extremos nerviosos, que histológicamente se subdivide en dos mantos distintos: capa papilar externa y capa reticular interna. Ambas se distinguen entre sí por su espesor y la colocación de sus fibras de tejido conjuntivo, no obstante, se hallan contiguas una de otra.
Estrato papilar
Está íntimamente enlazado a la epidermis mediante diminutas protuberancias cónicas de tejido conjuntivo, que se denominan papilas. En el área de las papilas se hallan las asas capilares que garantizan el suministro alimenticio de la epidermis avascular; igualmente se encuentran los extremos nerviosos independientes, vasos linfáticos y receptores sensoriales.
El propio tejido conjuntivo consta de una estructura de fibrocitos (estado de reposo de los fibroblastos) y es atravesado por una red de fibras colágenas elásticas. Los intersticios celulares localizados entre las tramas de las fibras se encuentran rellenos con una materia amorfa que lleva el nombre de sustancia fundamental (matriz extracelular), donde se pueden mover las células sanguíneas y las del tejido que se hallan en movimiento.
Estrato reticular
Está integrado por fuertes fascículos de fibras colágenas entre lazados, en cuyos intersticios se hallan incrustadas redes fibrilares elásticas. Esta organización es la que le confiere flexibilidad a la piel, para que pueda adecuarse a los diversos movimientos y variaciones de volumen del cuerpo. Asimismo, está capacitado para succionar agua y expelerla nuevamente, lo cual efectúa mediante un proceso dinámico.
Componentes celulares de la dermis
El fibrocito es la clase de célula propio de esta capa de la piel, que en su estado activo como fibroblastos suministra un grupo de sustancias para la formación de nuevo tejido. Los fibroblastos condensan y libran los pioneros del colágeno, elastina y proteoglucanos; quienes se desarrollan fuera de las células hasta transformarse en fibras colágenas y de elastina; y en estado no fibroso producen la sustancia elemental gelatinosa de la matriz extracelular.
Proteínas fibrosas de la dermis
Las fibras de tejido conjuntivo de la dermis se encuentran constituidas por la proteína estructural llamada colágeno, que se identifica por ser un producto biológico con una elevado desempeño para la resistencia, y que comprende cerca del 60 al 80% del peso del tejido en estado seco.
De las cuatro clases de colágenos genéticamente diferentes, que existen en el cuerpo humano, en la dermis se halla de manera predominante el colágeno del tipo I.
La elastina es otra de las fibras proteicas de la dermis, la cual igualmente es condensada y librada por los fibroblastos. Se muestra como una serie de polipéptidos de gran elasticidad, partiendo de la cual, en la zona extracelular, se fabrica una figura bidimensional con regiones onduladas (lazos) que facilitan la maleabilidad reversible de la piel, impidiendo simultáneamente, las extensiones desproporcionadas y los desgarros.
La Hipodermis
Constituye el estrato más subyacente de la capa corporal externa. Está conformada por tejido conjuntivo laxo y no representa una demarcación evidente con el cutis. En lo más profundo se enlaza a las fascias musculares o al periostio. Excepto pocos lugares del organismo, en toda la hipodermis se puede acumular tejido adiposo, el cual efectúa labores aislantes, modeladoras y de almacenamiento.
Receptores sensoriales en el cutis y en el subcutis
La piel se encuentra colmada de diversos tipos de culminaciones nerviosas independientes, y receptores que perciben estímulos, facilitando que la piel efectúe su labor como órgano sensor. Mediante las células de Merkel, ubicadas en la epidermis, se puede efectuar la percepción por tacto extendido.
En el recorrido del cuerpo papilar de la dermis se hallan dispuestos en hileras, los corpúsculos de Meissner, quienes hacen de receptores táctiles de las emociones por presiones más tenues. Es por esto que se encuentran densamente concurrentes en las yemas de los dedos.
Los corpúsculos de Krause poseen gran significación para la captación del frío, y los corpúsculos de Ruffini que se localizan en la hipodermis hacen de perceptores de calor. Las células nerviosas autónomas que se localizan próximas a la superficie de la piel, comunican las sensaciones de dolencia. Los corpúsculos de Vater-Pacini dispuestos en el subcutis reaccionan ante las desfiguraciones y oscilaciones mecánicas.