Diferentes estudios por años han demostrado lo que las evidencias confirman muy lamentablemente: Que la prevalencia de depresión se duplica en los pacientes con diabetes. Aquí presentamos una orientación de cómo evitar que la depresión afecte el tratamiento integral de la diabetes.
El mayor problema es que en el paciente con diabetes hay una falta de detección de su estado depresivo. Mientras el 50% de la población general tiene depresión, sólo se informa en el 25% de los pacientes con diabetes; muchas veces estos la esconden porque no quieren sumar más tratamientos (consumo de medicamentos) o la sienten una salida a futuro de ese mal, cosa que debe atenderse con tiempo para evitar que atenten contra su vida.
Depresión y diabetes
La asociación de diabetes y depresión complica aún más el control del paciente: hay menor adherencia al plan alimenticio, desgano para realizar actividad física, toma errática de medicinas, etc. Todo ello profundiza el trastorno metabólico y anímico del paciente, pero el problema se comienza a resolver a partir de un certero diagnóstico de la depresión.
Desde hace varios años se habla de la epidemia inminente de diabetes mellitus, previendo que para el año 2025 habrá en el mundo más de 380 millones de pacientes con esta afección. A su vez, un fenómeno similar se observa con la depresión.
En Estados Unidos, más de 18 millones de personas tienen un estado depresivo y esto afecta a 340 millones en todo el mundo. Incluso la pandemia por el coronavirus aceleró los presagios de que para 2022 la depresión será la segunda causa de discapacidad en el planeta, rasgos que se han visto por la misma y los efectos colaterales que su suman al listado de patologías y adversidades que podían desencadenarla…y lo lograron.
Si a ello agregamos que la depresión es una enfermedad subdiagnosticada (se detectan menos casos de los que realmente existen) y que menos del 25% de los pacientes tienen acceso a medicamentos efectivos para su tratamiento, se plantea –y ya se nota- un escenario preocupante.
Pero tal vez la mayor problemática es que en el paciente con diabetes hay una falta de detección de su estado depresivo: mientras el 50% de la población general tiene depresión, sólo se informa en el 25% de los pacientes con diabetes. La cuestión es ¿Por qué no se diagnostica la depresión en individuos con diabetes? Y la posible respuesta es la alexitimia.
¿Qué es la Alexitimia?
Es la incapacidad de demostrar los sentimientos. Los doctores John Nemiah y Peter Sifneos introdujeron este concepto, relacionado con alteraciones afectivas que implican la dificultad para comunicar las experiencias personales.
Etimológicamente la palabra deriva del griego, significando: “a” (falta), “lexis” (lenguaje) y “timos” (emociones). Se podría enunciar como: “No hay palabras para expresar los sentimientos”.
La alexitimia mostró una fuerte asociación con la depresión y al mismo tiempo, es un importante predictor de la evolución del tratamiento.
Los pacientes con depresión
Se evaluó qué pasaba en los pacientes con enfermedades psicosomáticas crónicas y entre ellos, vieron a pacientes con diabetes. Había una gran cantidad de personas que mostraba incapacidad para expresar verbalmente sus emociones (enojo, rabia, miedos, angustia, amor, deseo, ternura o ansiedad). Tal vez hay capacidad para contar un hecho o una acción explicándola, pero no existe la descarga del contenido emocional.
Los pacientes con diabetes parecen padecer elevados niveles de stress, lo que incide en la dificultad para reguilar las emociones y registrar de manera adecuada lo que le pasa a su organismo. Esto da como resultado un pobre control de la glucemia y la posible aparición de complicaciones crónicas más precoces.
Estudios locales
Se han realizado estudios en hospitales de renombre en Argentina, México, Boston para evaluar la posible asociación de la alexitimia con la diabetes. Se observó que los pacientes con diabetes que presentaban mayor grado de alexitimia eran quienes tenían valores más elevados de hemoglobina glicosilada. Y con frecuencia presentaban complicaciones en la visión y/o en la función renal más frecuentemente ya a los pocos años del diagnóstico de su diabetes.
La depresión en una persona con diabetes debe ser diagnosticada precozmente, ya que altera globalmente el desempeño físico, social y su calidad de vida. En la práctica clínica se observa que al tratar los síntomas de depresión se obtiene una mejoría real del estado de ánimo, con el consecuente mejor control de la glucemia. Y esto es porque mejora la motivación, la energía y la autoconfianza, que son fundamentales para el control de la diabetes.
Diferentes posturas sobre la depresión y la diabetes
Algunos autores encontraron que más del 70% de las personas con diabetes (especialmente tipo 2) tienen un estado de ánimo negativo y distress psicológico (enojo, angustia e incomodidad), pero no son diagnosticados como pacientes clínicamente deprimidos. Se les trata como portadores de un estado anímico particular como si esto formara parte de la adaptación a la enfermedad. Sin embargo, ante el diagnóstico de diabetes y de sus complicaciones, es fundamental el abordaje del área psicológica para el diagnóstico precoz y preciso de la depresión.
Muchas veces nos preguntamos qué es primero, ¿La diabetes o la depresión?, ¿Alguien por tener diabetes, está deprimido por el diagnóstico de una enfermedad crónica?, ¿O alguien con estado depresivo desencadena diabetes, ya que la enfermedad psicológica actúa como gatillo disparador de los genes?
Hay distintas posturas al respecto. Algunos estudios sostienen que la diabetes puede ser consecuencia de los fenómenos bioquímicos asociados a la depresión (alteraciones similares en el eje hipotálamo – hipofisario – adrenal y en el metabolismo de la noradrepina y serotonina, que son neurotransmisores del cerebro).
Otros consideran que la depresión sería consecuencia de las demandas psicosociales de la diabetes y no de la enfermedad en sí misma.
Tipos de diabetes y ayuda
Hoy se considera que quietes tienen diabetes tipo 2 presentan previamente depresión. En tanto que en general, los diabéticos tipo 1 la desarrollan posteriormente al diagnóstico de su afección. Y la presencia del elemento depresivo aumenta con el diagnóstico de complicaciones crónicas de la enfermedad.
Considerando entonces la importancia que implica la salud mental en un buen desarrollo y evolución del tratamiento y control de la diabetes, vemos clara la necesidad de aprender a expresar las emociones y las sensaciones para no sufrir las consecuencias en el futuro.
Hay que solicitar ayuda, siempre será necesaria; el equipo de salud dedicado a la atención del paciente con diabetes, de seguro será un gran aliado en la atención al problema de la depresión.