El colesterol en altos niveles es la principal causa de muerte en la mayoría de los países. Y por este motivo es fundamental el supervisar en el caso de las personas con diabetes. Sepa cuáles son los valores deseables y evalúe su propia situación para prevenir cualquier complicación.
El colesterol: enemigo N.º 1 de la salud
Si se realizara una encuesta para elegir al peor enemigo de la salud, varios serían los postulantes para tan poco honorable galardón. Algunos elegirían a virus o bacterias, pero estas llegan al organismo sólo por contagio y se pueden prevenir con vacunas y en el peor de los casos atacarlas con antibióticos o fármacos antivirales.
Otros dirían que el peor enemigo es la hipertensión arterial, pero afecta a algunos y por lo general, con los tratamientos actuales la mayoría de los pacientes llega a niveles aceptables de presión sanguínea.
También el cigarrillo y el alcohol serían candidatos, pero su consumo es por elección y cuando se hace en forma esporádica, no generan enfermedad. Y así podríamos seguir en busca del villano, pasando por alternativas tan dispares que van desde algunas sustancias químicas hasta malos hábitos, como el sedentarismo.
Pero seguramente, cuando el presentador de tan nefasto concurso abriera el sobre con el nombre del ganador, diría “el colesterol”. Y comentaría el motivo: “Se le otorga este premio por su indiscutible trayectoria en las últimas décadas; por continuar ganando la lucha contra la vida y mantener a pesar de todos los conocimientos científicos a las enfermedades cardiovasculares como principal causa de muerte en la mayoría de los países; por afectar a los humanos desde su niñez y adolescencia y, aun así, seguir inmerso entre las cosas que más nos gustan y de las cuales es difícil escapar de su tentación”.
Requerimientos y exceso
Necesitamos el colesterol en pequeñas cantidades, entre otras cosas para mantener íntegras nuestras membranas celulares y fabricar hormonas esteroides. Pero cuando aumenta su tenor en sangre, ya sea por mayor ingesta o por exceso de fabricación (como ocurre en algunas enfermedades), tiene la propiedad de acumularse en los vasos sanguíneos.
Este depósito de colesterol en las arterias se ubica en la luz del vaso, por debajo de un fino tapiz celular llamado endotelio y comienza a crecer. A medida que se agrega más colesterol, más se reduce la luz de la arteria.
Así se forman las llamadas placas o ateromas en lugares tan peligrosos como las arterias coronarias, las cerebrales e inclusiva las de los miembros inferiores.
De continuar el proceso a medida que pasa el tiempo, cada vez se acumula más colesterol y la luz del vaso es cada vez menor, hasta que en un momento la placa se rompe.
Al entrar en contacto este colesterol modificado con la sangre, se provoca una reacción semejante a la coagulación que lleva a la obstrucción del vaso, la sangre no puede pasar, el oxígeno no llega a las células que esa arteria irriga y entonces, si esto fuese por ejemplo en una arteria coronaria, estaríamos ante un infarto de miocardio.
Realidades que tener presente sobre el colesterol
- La acumulación de colesterol en los vasos es lenta, se produce día a día y es mayor cuanto mayor es el colesterol en sangre.
- El colesterol que entra al subendotelio (pasa de la luz arterial a las células musculares que forman el vaso sanguíneo) ya no puede salir.
Por lo tanto, cuando se comienza el tratamiento de un paciente con colesterol elevado, se puede hacer que no se acumule más colesterol, pero no se puede extraer el que ya tiene.
Es por esto por lo que es importante cuidar la ingesta de colesterol desde jóvenes, recordando que no sólo la alimentación saludable es fundamental para disminuir el riesgo futuro de padecer enfermedades vasculares. También son fundamentales la actividad física, el control del peso corporal y el hábito de no fumar.
Pacientes con diabetes
Todo lo dicho se refiere a la población en general, pero hay situaciones especiales en las que el riesgo es mucho mayor, como en el caso de la diabetes.
Los pacientes con diabetes son mucho más vulnerables a la posibilidad de obstruir sus arterias con colesterol, especialmente en el cerebro, el corazón y los miembros inferiores. Y eventos como accidentes cerebrovasculares (ACV), infartos de miocardio (IAM) y vasculopatía periférica (enfermedad de los vasos de los miembros inferiores) son entre cuatro y ocho veces más frecuentes en pacientes con diabetes que en aquellos que no padecen tal afección. Y el cuadro se agrava en las mujeres.
Tal es la jerarquía que ha cobrado esto, que en el año 2000 un comité de expertos de EE. UU. impartió directivas (que luego fueron aceptadas en todo el mundo), en las que se consideró a los pacientes con diabetes en la categoría más alta. Es decir, se equiparó su riesgo cardiovascular a los pacientes con antecedentes de infarto de miocardio.
En otras palabras, se estableció que el riesgo cardiovascular de un paciente con diabetes de sufrir un infarto de miocardio es el mismo riesgo que el que tiene un paciente sin diabetes, pero que ya ha sufrido un infarto de miocardio. Es decir, tener diabetes se considera tan peligroso como haber padecido un infarto de miocardio.
Por lo tanto y como consecuencia de esto, los niveles de colesterol y demás grasas sanguíneas de los pacientes con diabetes, deben llegar a los mismos bajos niveles que se exigen a los pacientes no diabéticos con antecedentes de infarto.
Para lograr este objetivo, en gran parte de los casos no basta con un plan alimentario adecuado y la actividad física y es necesario percibir medicinas, especialmente fármacos llamados estatinas.
Cómo saber si sus niveles de colesterol están en el objetivo correcto
Nos referimos a que si usted logra tener el colesterol y demás grasas sanguíneas en los valores ideales de prevención. Colocaremos entonces cuáles son esos niveles y cuándo su médico debe indicarle medinas para disminuir el riesgo de complicaciones.
Los estándares en cuidados médicos de la diabetes son pautas para tratar a los diabéticos, la luz de los nuevos conocimientos se va renovando año tras año. Hasta estos instantes se mantienen así:
Para mejorar el perfil lipídico en pacientes con diabetes debe recomendarse a la modificación del estilo de vida mediante
- La reducción de grasas saturadas, grasas trans y colesterol.
- El aumento de ácidos grasos Omega-3 y fibra.
- La pérdida de peso (si es necesaria).
- El incremento de la actividad física.
Las más importantes son aquellas medidas independientes de la medicación, que proponen un cambio en el estilo de vida respecto a la alimentación y a la actividad física.
El tratamiento con estatinas debería añadirse a la terapia de estilo de vida, independientemente de los niveles de lípidos de referencia para:
- Los pacientes diabéticos con ECV (Enfermedad Cardiovascular)
- Los menores de 40 años sin ECV y que tienen uno o más factores de riesgo de ECV.
Aquellos pacientes con enfermedad cardiovascular, como antecedentes de ACV (Accidente Cerebro Vascular), IAM (Infarto Agudo de Miocardio) o pie diabético, deben ser tratados con estatinas independientemente de los valores sanguíneos de las grasas. Y se extiende la indicación de estatinas a los mayores de 40 años, con antecedentes de factores de riesgo.
- En individuos sin enfermedad cardiovascular manifiesta, la meta principal de colesterol LDL, es que sea menor a 100mg/dl.
- Todos los pacientes diabéticos deben tener el valor de LDL menor de 100mg/dl.
- En los individuos con enfermedad cardiovascular manifiesta, la meta es el colesterol LDL menor a 70mg/dl, con una estatina a altas dosis como opción.
- Todos los pacientes diabéticos con antecedentes de IAM, ACV, etc., deben tener el colesterol LDL por debajo de 70mg/dl, para lo cual es probable que se necesiten estatinas en altas dosis.
- Son recomendables niveles de triglicéridos menores a 150mg/dl y colesterol HDL menor a 40mg/dl en hombres y menor a 50mg/dl en mujeres. Sin embargo, el control del LDL colesterol con estatinas sigue siendo la estrategia preferida.
- Es importante el mantener los triglicéridos por debajo de 150mg/dl, pero mucho más importante es elevar el nivel de HDL (llamado colesterol bueno), que aumenta con la actividad física.
En definitiva, las pautas son claras y casi matemáticas. Los valores objetivos en cada circunstancia particular establecen los valores a alcanzar para disminuir el riesgo de sufrir un evento cardiovascular. Y esto se considera especialmente en aquellas personas que además de diabetes tienen antecedentes de riesgo (como cirugías cardiacas, colocación de stent o IAM).
Finalmente, lectores de nuestra página web, le invitamos a pensar, revisar sus últimos análisis y contéstese la siguiente pregunta: ¿Están sus niveles de colesterol en el objetivo correcto?