Hacer el amor se hace una rutina agradable que llena de salud, mejora el estado de ánimo y embellece su cabello y su piel. Por si fuera poco, no es necesario tener una pareja para disfrutar de todos los inmensos beneficios que ofrece un orgasmo. La sensación de relax y bienestar que provoca la hormona endorfina durante el coito tiene un efecto narcótico y tranquilizante.
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Hacer el amor va más allá del acto físico y sentimental
Desde que el doctor Michael Liebovich descubrió que en la excitación sexual y el placer erótico intervienen varios neurotransmisores que causan una sensación casi psicodélica antes y después del orgasmo, las investigaciones han continuado y los resultados han sido excelentes.
La primera conclusión es: casi no hay diferencia entre hacer el amor en pareja y el realizado en soledad. La sangre de una persona que acaba de masturbarse y la de alguien que hizo el amor con su pareja, tienen la misma composición.
Un grupo de universitarios norteamericanos relacionan la resistencia a las enfermedades con la satisfacción sexual y sus conclusiones son espectaculares. Todos los que practican una relación satisfactoria consigo mismos o con otra persona con la que pacten hacer el amor al menos dos veces por semana, incrementan en un 30% sus niveles de inmunoglobulina (que defiende de las infecciones), lo que favorece su resistencia a las enfermedades y hace que las heridas cicatrices más rápidamente.
El ánimo nos ayuda
En pareja o en soledad, el hacer el amor nos ayuda a sentir temporalmente el bienestar, el relax y el control de la tristeza que producen las hormonas que se fabrican durante el acto sexual, lo que es ampliamente ventajoso y renovable.
Además de los descubrimientos de Liebovich, se han encontrado también dehidroepiandrostona y oxitocina, dos hormonas que favorecen el aprendizaje y la longevidad. Las virtudes del sexo afirman los estudiosos, se deben a que hacer el amor nos hace dueños del universo y de nosotros mismos al menos por un rato (recarga de energía).
Ventajas de hacer el amor en la mañana
Tener un encuentro sexual en la mañana tres veces por semanas, fortalece las defensas y levanta el ánimo. Por breve que sea, mejora considerablemente la salud. Así lo demuestra un estudio hecho en Londres por la Queen’s University de Belfast y publicado por la revista New Scientist; en él se revela que la actividad sexual matutina aumenta la calidad de vida. También se confirma que esos encuentros multiplican y fortalecen a los anticuerpos que dotan de protección inmunológica al cuerpo, ayudándolo en su lucha contra los microorganismos que lo atacan.
En el sexo se utilizan todos los músculos del cuerpo, por lo tanto, se queman cerca de 300 calorías por hora. Como vemos, hacer el amor es la mejor alternativa para mantenerse en forma. Así mismo, una buena sesión temprana tres veces a la semana disminuye el riesgo de infarto, es buena para los diabéticos, fortalece los huesos y los músculos y alivia la artritis y la migraña.
Por si fuera poco, hacer el amor hace que la piel femenina se vea tersa y que su cabello brille. En el caso de los hombres, la investigación demostró que producen más testosterona si practican el sexo matutino, lo cual fortifica los huesos y previene la osteoporosis. Por todo esto, ya no quedan dudas acerca de los beneficios corporales que un buen encuentro sexual puede ofrecer al comenzar el día.
Ventajas de los “Rapiditos”
Una encuesta conducida por la Universidad de Penn State en Pensilvania (EE. UU.) afirma que hacer el amor debería durar entre 3 y 13 minutos. Según los miles de pacientes que participaron, un acto adecuado dura de 3 a 7 minutos, uno deseable de 7 a 13 minutos; uno demasiado corto de 1 a 2 minutos y uno demasiado largo de 10 a 30 minutos.
A nivel emocional y psicológico, el asunto va más allá de los cronómetros. Si bien es cierto que hay memorables relaciones cortas que no pasan de los cuatro minutos, también es verdad que los rapiditos son mucho más descargas físicas que una compenetración de la pareja.
León Gildin, exprofesor de Sexualidad y Salud en la Universidad Abierta Interamericana, advierte que es necesario tener en cuenta que los períodos de excitación de hombres y mujeres son diferentes. El varón necesita llenar el pene con 80 centímetros cúbicos de sangre para que esté erecto. En cambio, una mujer tiene que llenar sus zonas erógenas con 300 a 400 centímetros cúbicos de sangre.
Esta es la razón por la que la mujer tarda de cuatro a cinco veces más tiempo en excitarse que un varón. No se puede decir que 15 y 20 minutos es mucho, porque a veces es el tiempo necesario para empezar a excitarse. Sin embargo, hay quienes festejan el rapidito pues sienten que, si el acto sexual dura mucho, empiezan a pensar en otras cosas y ya no lo disfrutan.
Según estudios prorrateados estadísticamente, la penetración promedio de un coito lleva diez minutos. El resto del tiempo se completa con otras cosas que forman parte de la práctica sexual y que es la conexión de la pareja o de la eventualidad al hacer el amor de manera espontánea, cosas que al final, siguen siendo educativas y/o divertidas.
El exprés vs el prolongado sexo tántrico
La teoría de hacer el amor exprés o el rapidito tiene su mayor enemigo en el sexo tántrico, una enseñanza basada en el conocimiento budista e hindú, que considera el sexo como una forma de exploración de la espiritualidad.
De acuerdo con esta corriente no hay que mirar las agujas del reloj sino buscar encuentros largos y relajados. Los que lo practican dicen que implica una unión sexual sin culpas en la que se busca un placer más prolongado a través de los cinco sentidos.
El tantra es la filosofía de la plenitud y la unidad en la que se aconseja al hombre explorar su lado femenino y a la mujer sus cualidades masculinas, concepto descrito en el libro Sexo Sensacional de Linda Sonntag. Los hombres y mujeres que practican el sexo tántrico pueden tener múltiples orgasmos.
Velas, aceites, música, tiempo y paciencia son algunos de los elementos fundamentales para practicarlo. Hacer el amor ocasionalmente de esta manera en comunión espiritual con su pareja o con usted mismo/a, intercalándolo con el sexo tradicional elevará el deseo sexual, la excitación, el orgasmo y el relax, produciendo en su cuerpo ventajas biológicas innegables y será parte contribuyente a la solución de conflictos entre parejas si se va más allá del acto de hacer el amor en la cama a hacerlo en acciones firmes, renovables y amorosas a diario.